Los empleados de Hijos de Rivera (Estrella Galicia) logran poder conciliar tras anunciar una manifestación
La empresa cervecera coruñesa y los representantes de los obreros llegan a un pacto que evita protesta y fortalece los derechos de conciliación, mermados hasta ahora porque la fábrica cambiaba turnos de producción y vacaciones sin negociar y con poco tiempo de aviso.
En un pionero acuerdo entre la dirección de la reconocida empresa cervecera coruñesas Hijos de Rivera, productora de la afamada cervez Estrella Galicia, y los representantes sindicales, se estable un periodo mínimo de ocho semanas para comunicar los turnos a los empleados, comprometiéndose la empresa a extender dicho plazo a 12 semanas a partir de marzo. Esos límites no estaban vigentes en el actual convenio de empresa.
Este pacto, que evitó una manifestación programada frente al Museo de Estrella Galicia y por el Polígono para el próximo lunes, ha sido elogiado por la CIG, destacando su impacto positivo en los derechos de conciliación de los trabajadores. El sindicato nacionalista tiene la presidencia del Comité desde hace unos meses.
El acuerdo destaca el compromiso de la empresa de fijar con antelación el calendario laboral, aliviando así las preocupaciones de los empleados sobre la imposición de turnos y períodos vacacionales. Además, se establecerán vías de comunicación abiertas con el comité de trabajadores, permitiendo a estos solicitar su grupo de trabajo preferido, una solicitud que la empresa evaluará en un plazo de quince días.
En respuesta a las críticas planteadas por los trabajadores, el acuerdo busca fórmulas para garantizar la existencia de un grupo sin turno nocturno y ofrece la posibilidad para aquellos empleados que prefieran evitar trabajar de noche, facilitando así la conciliación laboral y familiar.
El sistema de preavisos también experimentará cambios significativos, ya que ahora se cubrirán de manera voluntaria en lugar de obligatoria, y se implementará un nuevo sistema de distribución de vacaciones para que los empleados puedan disfrutarlas en verano, al menos en años alternos.
Las negociaciones se centraron en las dificultades que enfrentaban los trabajadores para equilibrar la vida laboral y familiar, abordando quejas relacionadas con la falta de participación en la fijación del calendario anual de vacaciones, la modificación unilateral de horarios laborales y la ausencia de un calendario anual de trabajo.
La CIG había denunciado la actitud supuestamente abusiva de la empresa al decidir cambios sin negociación, contrastando esto con la imagen pública de modernidad y compromiso social que la empresa proyecta.
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