(VÍDEO) Jorge Andrade, leyenda del Dépor, explica por qué es un club distinto: "Perdimos 8-3, y al llegar a A Coruña..."
El exfutbolista recordó en el podcast 'Pod Calhar' episodios de su carrera en el Deportivo de La Coruña, desde la derrota ante el Mónaco hasta las semis contra el Oporto, pasando por vivencias con Mauro Silva o Ronaldo Nazario.
En la memoria de todo deportivista hay un pequeño espacio reservado para una piedra. Una roca en el sentido más amplio de la palabra, porque Jorge 'La Roca' Andrade era, en sus buenos tiempos, un futbolista marmóreo, impenetrable, capaz de secar al mejor de los delanteros. Ese ladrillo era parte de la composición del muro blanquiazul que integraban Naybet, Scaloni, Coloccini, Manuel Pablo, Capdevila, Romero o Mauro Silva. Durante años defendió los colores del Deportivo de La Coruña antes de marcharse a la Juventus y ser perseguido por las lesiones que lo retiraron definitivamente hace más de una década. Sin embargo, ese recuerdo colectivo de Andrade tiene la otra cara de la moneda, la de la consideración que tiene el propio exfutbolista sobre los seguidores deportivistas, a los que tiene en muy alta estima.
UNA HINCHADA DIFERENTE
Una anécdota del zaguero, que compartió en el podcast 'Pod Calhar', refleja la dimensión de aquel Deportivo, el SuperDépor, y de la afición del cuadro herculino. Hay que ir hasta la fase de grupos de la Champions League 2003/2004, campeonato en el que, curiosamente, coincidieron dos clubes gallegos: el Dépor, un habitual esos años de la Copa de Europa, y el Celta de Vigo, en su única participación en el campeonato de las estrellas. Es en este torneo donde el Deportivo queda encuadrado con AS Mónaco, PSV Eindoven y AEK de Atenas, un grupo de la muerte que dejó un partido de leyenda.
Se trata del enfrentamiento entre los del principado y los coruñeses en el Stade Louis II el 5 de noviembre de 2003, un día en el que el Dépor, como recuerda Andrade, no iba de blanquiazul. "El uniforme era naranja, azul y blanco", dice el defensa, mientras el entrevistador tacha a esa casaca mítica de "horrible".
"8-3. Fue la peor derrota de mi vida. Ni siendo canterano. Fue increíble aquel partido", recuerda Andrade, que puntualiza que ya en el descanso el correctivo era de 5-2. "En el vestuario Molina nos dice: 'Pido disculpas, estoy mal del estómago, no me encuentro bien, tengo que salir'", dando entrada a Munúa.
Ese fue parte de la serie de catastróficas desdichas de aquella línea defensiva: Andrade acababa de ser padre de gemelos y casi no pegaba ojo, Naybet, marroquí y musulmán, estaba en pleno Ramadán, Romero atravesaba problemas familiares... Todo esto lo relata el propio Andrade que admite que, en esas circunstancias, "estábamos todos vendidos".
Sin embargo, su sorpresa llegó en la vuelta a casa, tras encajar 8 goles, la que era, hasta entonces, la mayor goleada en la historia de la Champions. "Llegamos a A Coruña y todo el mundo aplaudía al equipo después de recibir 8 goles. Nos decían: '¡Ánimo! ¡Ánimo!'. ¿Ánimo? ¡Pegadme! ¡Pegadme que nos metieron 8! 'No, no, no lo hicisteis mal. Nos vamos a recuperar, es solo un partido'. Aquello era apoyo positivo que no tenía lógica, porque cuando pierdes por tanto la respuesta del público es la contraria", rememora.
EXPULSIÓN CONTRA EL OPORTO
Aquel episodio pudo hundir al Dépor, que sin embargo salió segundo de grupo y cuajó una campaña sensacional, con victoria ante la Juve y una remontada de imposible contra el AC Milan, alcanzando las semifinales contra el Oporto de Mourinho, exequipo de Andrade que se embarcó en las filas deportivistas justo antes de la mejor etapa de la historia del club luso, cuando ganó, consecutivamente, Copa de la UEFA y Champions, precisamente contra el Mónaco y tras eliminar al Dépor en semis.
Aquellas semis tienen también un recuerdo amargo para Andrade, expulsado en la ida contra el Oporto en una acción injusta y mal interpretada por el árbitro. "Fue con Deco", explica, recalcando que se trata de un buen amigo suyo con el que compartió vestuario. "Por aquel entonces a todos los que se caían y pedían falta les daba un golpecito con el pié y decía: '¡Levanta!'. Entonces cayó y fui a hacerlo. Deco cayó y le pegué con el pie. Y ya veo al árbitro con la roja en la mano...", lamenta Andrade, que pone el punto cómico alegando que él es "medio daltónico: "Miré la tarjeta. ¿Es naranja, es roja...?".
"Es mi amigo, it's my friend", le decía Andrade al colegiado que no atendía a explicaciones. El partido acabó en empate pero el defensor se perdió la vuelta, siendo su sustituto el responsable del penalti que Derlei transformó en Riazor y que dio el pase al Oporto de Mourinho a la final que ganaron 3-0 con Deco, McCarthy, Ricardo Carvalho, Vítor Baía, Maniche o Paulo Ferreira.
MAURO SILVA Y RONALDO
La entrevista dio para mucho más y repasar su relación con dos figuras como Mauro Silva y Ronaldo Nazario. Del histórico 6 y capitán del SuperDépor Andrade se deshace en elogios. "Era un jugador increíble. Jugaba por delante de la defensa y nunca jugaba hacia atrás. Nunca", valora 'La Roca'. "¿Cómo es posible para un centrocampista dar pases siempre hacia adelante? ¡Nunca me pasó una sola pelota! Pero siempre tenía esa esperanza", dice Andrade de un "crack" como Mauro Silva.
De Ronaldo, en cambio, recuerda un episodio que tuvo lugar en los enfrentamientos contra el Real Madrid, un periodo en el que para el equipo blanco ir a Riazor era igual que ir al dentista: casi dos décadas sin ganar en el coliseo herculino. En un partido contra el Madrid de 'O fenômeno' Andrade supo, a posteriori, que Ronaldo y Djalminha habían hecho una apuesta sobre quién haría más caños ese día.
"A mí me podías tirar un caño que yo iba a recuperar la pelota", reta un Andrade que recibió el regate en el Bernabéu. La cosa cambió en el siguiente enfrentamiento entre ambos. "En A Coruña, en el primer balón aéreo, Ronaldo va a controlar y fui a por él con todo", narra sobre un lance en el que R9 "voló, cayó al suelo y le dije: 'Si te levantas y vienes a por mí todavía te llevas otra'. Y me cayó una amarilla", comenta el bueno de Andrade, al tiempo que apostilla que, en lo que restó de partido, Ronaldo prefirió encarar al otro central. "Y ganamos ese partido", zanja.
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