El Valencia se aferra a Nico González para encontrar su equilibrio en la recta final

La crisis institucional del Valencia CF ha derivado en una profundísima crisis deportiva de la que será difícil salir. Después de rozar el año pasado la Copa del Rey, apeados en la final por un gol de penalti de Miranda y el correspondiente fallo de Musah desde los once metros, ahora el cuadro ché se encuentra en una situación comprometida, peleando por la permanencia cuando su plantilla, al menos, debería dar para vivir tranquilo, aunque ya no tanto para pelear por Europa como opinaban algunos. Confeccionada con retales, gente de la casa y muchos cedidos, el Valencia apenas pudo incorporar a un par de jugadores ilusionantes en verano, entre ellos el prometedor centrocampista gallego Nico González.

El canterano culé, perla de La Masía y futbolista sobre el que Xavi y su staff tienen depositadas muchas esperanzas, vive un año de pesadilla. Al mal rumbo de su equipo, se sumó una larguísima lesión que lo ha tenido apartado de los terrenos de juego casi todo el curso. Se lesionó con Gattuso, volvió al grupo con Boro y redebutó con Baraja. Ahora, en el tramo final, su buen hacer será capital para que el Valencia salga del pozo.

TALENTO Y EMBRUJO

Nico es un futbolista con una gran inteligencia posicional, buen toque y llegada. Con Koeman logró debutar y ser importante en Barça. En enero se hizo con la ficha del primer equipo. Sin embargo, los fichajes de este año y la llegada de Xavi le privaban de los minutos necesarios para su desarrollo, por lo que fue cedido a un Valencia en el que, esperaban, Nico se hiciese con el timón del juego. 

Baraja lo necesita a su mejor nivel por exigencias del guión, cuando quedan apenas diez partidos. Diez finales para el hijo de Fran, ‘O Neno’, que necesitaría otros diez duelos previos para recuperar la forma perdida y aclimatarse al esquema del nuevo técnico, que ya ha dejado claro que cuenta con él para la recta final. 

La visión y el equilibrio que aporta su fútbol son una herramienta única, y perseguida por otros grande de Europa, deseosos de echarle el guante a este centrocampista si los azulgranas tienen la guardia baja o más apuros económicos de los que reconocen. Ahora, por la mente de Nico solo pasa la permanencia del Valencia, necesitado de alegrías después de tantos mal de ojo. Parece cosa de meigas. Y qué mejor que el gallego para poner fin al embrujo.