El PortAmérica, donde la música tiene sabor, es la salvación de los festivales

De un tiempo a esta parte los festivales de música han brotado como setas. Casi no queda una sola comarca que no cuente con su propuesta. Los hay grandes, pequeños, de rock, indie, de un día, de tres...para gustos colores y festivales. Sin embargo, una cosa es citar a un puñado de artistas para un mismo día y otra cosa es organizar un evento cultural con todas las letras y, encima, hacerlo bien. Pues de eso llevan años presumiendo en Portas, donde el Festival PortAmérica recoge edición tras edición los frutos del trabajo bien hecho, sin prisas, a fuego lento, y con una receta que les ha hecho ganar el aplauso de la crítica y el público cada vez que abren las puertas de la Azucareira de Portas.

QUÉ BIEN LO HACEN Y QUÉ DIFÍCIL ES HACERLO

En este 2024 han puesto el broche a una edición en la que, y no pecamos de innovadores, se han vuelto a superar. Porque el PortAmérica domina todos los campos. La propuesta musical es inmejorable, pero es que encima la apuesta por hacer de este una cita para sorprender al paladar con una constelación de estrellas de la cocina a los fogones del 'Showrocking' es, y nunca mejor dicho, para dar de comer aparte. Con Pepe Solla a los mandos, los pinchos dan todo el sabor a una jornada de música, donde incluso puede haber apariciones estelares como la de, qué sé yo, ¡Iván Ferreiro encima de los cocineros!

El equipo humano que compone el PortAmérica es otro de sus valores. Entre camareros, personal de seguridad, técnicos...no hay un solo rincón de la Azucareira que quede descubierto. Una Azucareira que dispone de todas las infraestructuras que podamos imaginar y más: que si un mercado de talentos, que si una zona especialmente pensada para los más pequeños, gradas, foodtrucks...todo entra y todo tiene su espacio en el PortAmérica, donde también hacen una apuesta considerable por la sostenibilidad con diversas iniciativas que están muy presentes por todo el recinto.

UN PUENTE DE ORILLA A ORILLA

Dicho todo esto, a lo que va el gran público es a disfrutar de la música, y el de Portas es un lugar inmejorable. Técnicas y Procedimientos, Mamasuncion y Burning pusieron las primeras baldosas en el camino que se encargó de allanar el inigualable Rodrigo Cuevas. El asturiano tiene gracia, encanto y un show que no te acabas, porque entre sus letras reivindicativas, sus ritmos folk, sus cambios de vestuario o sus conversaciones con el público, uno no sabe con qué quedarse. Yo me quedo con que puso la fiesta por todo lo alto con ‘Veleno’, un tema que, como no podía ser de otra forma, conecta especialmente con esta su tierra adoptiva. 
 

En el día más internacional, Lila Downs y Juanes tendieron el puente con el otro lado del Atlántico. Mexicana y colombiano ofrecieron dos actuaciones superlativas, con sus buenas cumbias para dejarse los pies y la voz en la pista, pero también su música de fusión para disfrutar y sorprender. De hecho, fue particular el caso del de Medellín, que interpretó sus temas clásicos, pero de una forma muy distinta a como los solemos escuchar en la radio. Mención aparte merece la “pataleta” de Juanes con una de las pantallas del festival, interrumpiendo su actuación para pedir a la organización que apagasen el aparato porque le distraía.

EL ROCK INMORTAL Y 'A SALVACIÓN'

Después de ‘La camisa negra’, ‘Es por ti’ o ‘Nada valgo sin tu amor’, llegó el turno del rock más irreverente, con Ilegales y El Drogas como encargados de darle un giro a la temática y volverla más macarra. Fueron, además, a los que se les encomendó caldear el ambiente en un momento en el que los grados comenzaron a caer y las chaquetillas hicieron acto de presencia. 

Hay que reconocer a Enrique Villarreal Armendáriz como es debido. El exvocalista de Barricada tiene 64 años, aparenta más y se mueve como un veinteañero. La energía que desprende es tan contagiosa que es imposible no pegar un bote o dos por tema. Su destreza sobre el escenario solo está a la altura a la que tiene con el bastón, que maneja como si fuese un jedi. El Drogas tiene cuerda para rato, y nosotros no podemos más que alegrarnos.
 

La gran sorpresa de la noche llegó con Arde Bogotá. No porque su show fuese sorprendente -es todo lo que promete y más, porque una de las bandas del momento se gana esa consideración gracias a un directo tan eléctrico como el de los de Cartagena-, sino porque guarda sorpresas como que ‘La Salvación’, tal vez su mayor himno y la canción de cabecera de miles de personas desde que estos cowboys tomaron la A3, contó con las voces de las Tanxugueiras Aida y Olaia, que cantaron a coro junto a Antonio García y se permitieron traducir la canción al gallego, haciendo más especial si cabe esta actuación.

El Columpio Asesino, en su gira de despedida después de dos décadas de trayectoria, y Sonido Gallo Negro, asumieron el deber de bajar la pesiana y dejar al respetable con ganas de más. Habrá que esperar un año, pero los “portamericanos”, que son muchos, se fueron con la tripita contenta y el corazón lleno. Poco o nada más se puede pedir a un festival. De entre todos, el PortAmérica es la salvación en el panorama festivalero, donde hacen falta ideas innovadoras como esta y, sobre todo, gente que sepa hacerlo tan y tan bien.