Ana Baneira niega ser activista y haber participado en las protestas por la muerte de Masha Amini
Ana Baneira, la española de 25 años encarcelada en Irán y liberada recientemente, asegura estar "superfeliz" tras su regreso a casa, con su familia, en A Coruña, agradecida por todo el trabajo realizado para su liberación y confiada en que también se logre la del otro español retenido en el país, Santiago Sánchez.
Después de cuatro meses encarcelada en Irán, la gallega Ana Baneira ya se encuentra en A Coruña, rodeada de su familia y "superfeliz" por haber podido regresar.
En declaraciones ante los medios, Baneira dice no ser "activista" y que viajó a Irán como "mochilera": "Volvería si me prometen que no me van a detener".
Ana Baneira, la española de 25 años encarcelada en Irán y liberada recientemente, asegura estar "superfeliz" tras su regreso a casa, con su familia, en A Coruña, agradecida por todo el trabajo realizado para su liberación y confiada en que también se logre la del otro español arrestado en el país, Santiago Sánchez.
En una entrevista concedida a Europa Press, lo hace insistiendo en que no es "activista" al apuntarse, tras conocerse su arresto, que había sido detenida en el marco de las protestas contra el régimen a raíz de la muerte bajo custodia de Masha Amini. "Entré el 6 de septiembre, no había ningun tipo de protesta ni se veía venir", insiste tras explicar que viajó a Irán como 'mochilera'.
Lo hizo tras visitar antes Turquía, Georgia y Armenia y sin que, inicialmente, estuviese programado. "Al principio de mi viaje, el objetivo no era ir a Irán sino a Azerbaiyán", afirma sobre un país que era de paso para ir luego a otro. "Pero estaba cerrada la frontera por tierra y decidí bajar a Irán", del que destaca la hospitalidad de su gente y al que reconoce que volvería "si me prometen que no me van a detener".
En cuanto a su detención, que sitúa en torno al 12 de octubre, precisa se produjo tras ir a pedir, previamente, un visado a la oficina de migración para quedar más tiempo en Irán y cuando estaba con un compañero iraní en el coche repostando gasolina sin que, en un primer momento, le explicasen por qué la detienen. "Te obligas a pensar que te van a liberar, pero no sabes cuándo", señala tras su paso por dos cárceles.
REGRESO
Ana Baneira ofrece estas declaraciones con una sonrisa y relajada después de ser liberada el sábado 25 de febrero y llegar a Galicia el pasado lunes, día 27, en concreto al aeropuerto de Santiago de Compostela, vía Ginebra, tras salir de Teherán.
"Me encuentro contenta de haber vuelto, el reencuentro fue muy emotivo, una suerte que pudimos hacerlo a solas", dice sobre la posibilidad de ver a su familia sin contacto con otras personas o con los medios de comunicación.
También resalta que estos días han sido "muy tranquilos", bajo la discreción y privacidad que pidió la familia, con paseos por la playa y comiendo el primer día "una tortilla de patatas de mi madre". Ahora su objetivo es hacer el Camino de Santiago "y luego, como toda joven de 25 años, buscar trabajo".
En la entrevista Baneira quiere, sobre todo, dejar claro que no es activista, aunque sí está involucrada en causas vinculadas al cambio climático y de tipo social. "No soy activista, es irrespuetoso que me llamen activista cuando hay activistas de verdad que están haciendo un trabajo", recalca.
VIAJE COMO MOCHILERA
Ya sobre su viaje explica que lo inició "como mochilera a principios de junio". "Aterricé en Estambul, estuve viajando dos meses por Turquía, luego crucé a Georgia, estuve más o menos un mes, y creo que dos semanas en Armenia y luego cruce a Irán".
"Al principio de mi viaje el objetivo no era ir a Irán", señala para explicar que la idea era ir Azerbaiyán para luego luego viajar a otro país. "Pero estaba cerrada la frontera por tierra y decidí bajar a Irán" no con el objetivo de participar en protestas. "Era seguir mi viaje como mochilera", señala sobre su entrada en Irán el 6 de septiembre.
Desde esa fecha hasta su detención estuvo viajando por el país, "sin ningún tipo de problemas" y sin encontrarse "ningún tipo de protesta". También explica que el día anterior a su detención, que sitúa el 12 de octubre por lo que le trasladaron, fue a la oficina de migración "para quedar más tiempo porque me estaba encantando el país".
"En el proceso de petición de visado tuve que hacer una pequeña entrevista". De las preguntas que le hicieron, expone que fueron "normales". "Te preguntan objetivos de tu viaje, qué sitios has estado" y añade que, cuando terminó la entrevista, le dijeron que en los próxmos tres días le darían la extensión del visado por un mes.
Sin embargo, al día siguiente, se produjo su detención. Precisa que iba con un amigo iraní y que fue cuando estaban repostando en la gasolinera. "De repente se metió en el coche la Policía, me detuvieron, me metieron en otro coche y de ahí a una sala de interrogatorios".
Después de "bastantes horas" de interrogatorio, le dijeron que "no era suficiente y que había que continuar" y tuvo ya que entrar en la cárcel "y ahí empezó". "No me explican nada, a partir de ahí empieza el proceso de interrogatorios y todo el proceso judicial", responde al ser preguntada si le trasladaron los motivos del arresto.
ESTANCIA EN LA CÁRCEL
Sobre su estancia en la cárcel, primero 38 días en una y el resto en la de Evin, manifiesta, al contestar sobre su estancia en la primera, que estuvo en un módulo de mujeres. "Al principio fue muy duro por la incertidumbre, tienes miedo de que te acusen de espía, que al final sucedió".
"El primer mes fue muy duro, la celda era bastante amplia pero mis compañeras no hablaban inglés, no tenía manera de comunicarme, fue muy duro". "El día a día era dormir mucho y jugar mucho con la imaginación, podíamos salir al patio casi todos los días y, por suerte o por desgracia, nos dejaban hacer limpiezas o lavar ropa o mantas que, al principio, parece no muy bueno pero te ayuda a estar más relajada".
Fue un tiempo sin contacto con la familia. "En los primeros 35 días días estuve en la primera cárcel, a partir de allí me movieron a Teherán, en la cárcel de Evin, y allí tuve contacto con la embajada", un primer contacto, aclara, de cinco minutos. "Creo que fue al día 60 o 58 de mi detención", añade.
Respecto a su relación con las compañeras de cárcel, asegura, con una sonrisa, que la "mímica funcionaba bastante bien" y que le enseñaron algunas palabras en su idioma. "Básicamente insultos y palabras como buenos días".
CARGOS Y LIBERACIÓN
Tras ser acusada formalmente de espía, una acusación que no supo hasta "mucho después" de su estancia en cárcel, afirma que en esos momentos pensaba en sus familiares y en que le van a liberar. "Pero no sabes cuándo, eran los dos pensamientos a los que aferraba", reconoce Baneira, sobre la que pesan todavía cargos, ahora "menores", pero de los que prefiere no hablar.
Por otra parte, reconoce que no sabe el proceso que se hizo para su liberación desde el punto de vista diplomático, que solo sabe que fue después de comparecer ante un juez el día 25 cuando quedó libre. "Amablemente, me liberó" tras 138 días en prisión.
"Tienes esperanzas de que te van a liberar porque sabes que no has hcho nada malo, el problema es que los días pasan y no te liberan, te obligas a ti misma a pensar que vas a salir", apostilla sobre todo ese tiempo. Asimismo, matiza que no tuvo contacto con "ningún europeo" detenido. "Me enteré de la detención de Santiago por la embajada", apostilla.
EXPERIENCIA EN IRÁN
Respecto a Irán, dice que es el país en el que se sintió "más segura". "Por la hospitalidad de la gente". "Te hacen sentir muy segura como si nada te pudiera pasar". Cuestionada si volvería, responde: "Si me prometen que no me van a detener me encantaría volver". "Sería injusto juzgar a todo el país por la detención", apostilla.
Sus últimas palabras son para agradecder el trabajo de la embajada, del Ministerio de Asuntos Exteriores español e iraní y del Gobierno español, así como los departamentos consulares para indicar que sabe que "están haciendo" el mismo trabajo por otros detenidos.
Escribe tu comentario