Nacido en Ourense en 1967. Estudou Maxisterio por Ciencias,especialista en Música.
Licenciado en Ciencias Matemáticas especialidade de Estadística e Investigación Operativa na UNED.
Postgrado de Experto Universitario en Modelización de Riscos en Entidades Financieiras.
Escrebo en varios diarios de Galiza, nalgúns co pseudónimo de José Luis Fernández Carnicero.
Mestre de Educación Musical no C.E.I.P. O Couto ( Ourense)
Membro da Xunta directiva do Liceo de Ourense.
Membro do Consello Escolar de Galiza.
El laureado Generalísimo, amado por los beneficiados de su régimen y detestado por los represaliados políticos, es uno de los símbolos visibles que nos recuerdan que las dos Españas sobreviven ocultas esperando otro periodo de cuarenta años. Y es posible o discutible que haya llegado el momento de hacer desaparecer la figura del dictador de una vez por todas, tal y como han hecho en el resto de Europa con los suyos, sin embargo las heridas seguirán presentes y el dolor silencioso no remitirá hasta que se produzca una restitución social global. El perdón sin restitución es la mayor de la falacias conocidas y por desgracia mayormente empleadas, así, para que exista una compensación al agravio, no debiéramos pensar siempre en lo económico, salvo algunas excepciones. Las nuevas generaciones deben conocer el pasado y evitar que se repitan errores que han dividido y exiliado a varias generaciones. En un viaje reciente a Europa, visitábamos un monumento de la II Guerra Mundial y en la entrada nos encontramos con un grupo de adolescentes hablando castellano. No les hicimos mucho caso hasta que en su conversación ensalzaban la figura del abuelo Patxi, afirmando que había sacado mucha hambre en España. Es probable que desconozcan la tragedia de la postguerra y la historia de la guerra civil. Eso me ha hecho reflexionar en que la educación que reciben nuestros jóvenes no se fundamenta en la pluralidad, sino en el olvido, y con ello no hay ni restitución ni una profilaxis de los errores del pasado.
La sociedad sigue generando nuevas dictaduras y la peor de ellas, la más sutil y a la vez contundente, es la económica. Esto provoca que los países desarrollados sustenten con complicidad, el subdesarrollo de los más pobres en tecnología. Por eso, de las democracias más maduras pueden surgir dictaduras con mayorías absolutas que gobiernan a espaldas de las minorías sociales representadas por los diputados en la oposición. Solo existe la excepción de no tolerar la intolerancia. En ese caso no existe dictadura pues de lo contrario, la intolerancia llegaría al poder.
El abuelo Patxi pasará a la historia dentro de pocos meses y cada uno seguirá juzgando según le haya ido con él. No obstante, el desconocer su existencia y esconder sus métodos solo puede conducirnos a que aparezca otro semejante, isomorfo y potencialmente más caústico.
Escribe tu comentario