LO DE PUJOL JR., UNA DECISIÓN JUSTA, PERO TARDÍA

Lo pidió el Fiscal y lo ha aceptado el Juez. Hay que quitarle el pasaporte a Jordi Pujol i Ferrusola, prohibirle que salga de España y se presente cada semana en los Juzgados. Son medidas previsibles para un imputado sospechoso de hacerse millonario presuntamente a costa de negocios nada claros que tienen que ver con el poder que su padre ostentó durante veintitrés años. Presuntas mordidas que también han enriquecido a la mayoría de sus hermanos y madre, y que han arrojado sobre la carrera política del carismático ex President de la Generalitat una sombra de duda que lo ha enfangado ante su pueblo y le hará pasar a la historia de Catalunya como un pésimo dirigente, a la sombra del cual, creció una familia y una casta de amigos nada recomendables. 

Pero, a Pujol i Ferrusola está decisión le llega tarde, muy tarde, porque desde que se conocieron los hechos ha pasado demasiado tiempo como para que "la criatura" no haya dispuesto de las oportunidades que necesitaba para borrar cientos de huellas o eliminar miles de pruebas inculpatorias. Hay mucha gente que a estas alturas de la película piensa que la Justicia corre mucho con unos titiriteros insolentes y anda a paso de tortuga cuando los presuntos delincuentes son chorizos de guante blanco y además de familias políticas muy conocidas.

En este caso concreto, quedan todavía muchas cuentas que investigar y varios paraísos fiscales a los que asomarse, por lo que, al Clan Pujol, le veremos pasar por los banquillos durante bastante tiempo, lo cual quiere decir, que llegaremos a aburrirnos y al final nos preguntaremos si estos señores son unos tipos inteligentes, pero sin escrúpulos o, simplemente, unos privilegiados que han tenido la suerte de haber nacido en una familia de intocables que el poder judicial y el político han protegido "vergonzosamente" durante demasiado tiempo.