El mayo más cálido del siglo en Galicia aventura un verano complicado, con los 'incendios de sexta generación' asomando

Altas temperaturas, prealerta por sequía, superficies forestales abandonadas a su suerte...este es el panorama hoy en Galicia, que tiene ante sí un verano muy cálido según las previsiones. El cóctel ideal para otra nueva ola de incendios.

El plan de la Xunta contempla que no se superen los 411 incendios a partir de julio. Con una dotación de 180 millones, el Gobierno de Galicia confía en no caer en los errores del pasado.

Los datos de la AEMET, los últimos estudios y la tendencia de los últimos años hacen augurar un verano de especial riesgo contra los incendios. 

España vive bajo el yugo de una ola de calor sin precedentes, la más temprana de su historia. Basta con asomar la cabeza por la ventana como método empírico. No debería sorprendernos. Lo ocurrido en el mes de mayo ha sido un preaviso a lo que se puede avecinar este verano en Galicia y otros puntos del territorio. El quinto mes del año ha sido extremadamente cálido y ha roto todos los registros de este siglo. Solo en 1964 encontramos un mayo más caluroso y solo en 2015 fue más seco que el de 2022, además de que ese año fue el más soleado, pese a que este mayo también ha tenido un 22% más de horas de sol de media.

3ºC POR ENCIMA DE LA MEDIA

Este es el resultado de los estudios de AEMET. El texto recalca que en Galicia, así como en otros puntos de la geografía española, las temperaturas aumentaron más de 3ºC. La temperatura media en la peninsular fue de 18,1ºC, tres grados por encima de la media. 

La AEMET ha contabilizado récords de temperatura media mensual más alta para el mes de mayo desde que hay registros en 24 estaciones principales. En ellas, la media de sus máximas diarias también resultó ser la más alta de la serie y en al menos 13 de estas la media de las mínimas diarias fue la más alta desde que comenzaron las observaciones.
 

Al tiempo, en seis estaciones la temperatura máxima fue la más alta de un mes de mayo desde que hay registros. Lo mismo aconteció con la mínima diaria, que ha sido la más alta desde el comienzo de sus respectivas series.

SIN LLUVIAS, CALOR EXTREMO, HORAS DE SOL...

La ausencia de lluvias, las altas temperaturas y las horas de sol son tres condicionantes que en estos momentos amenazan los montes gallegos. Tal vez la falta de precipitaciones sea el peor de los escenarios, ya que no solo contribuye a la sequía -las demarcaciones hidrográficas Galicia-Costa y la de Miño-Sil activaron la prealerta por sequía y algunos concellos ya han tomado medidas- sino que también pone en guardia a los equipos de emergencia.
 

A todo esto hay que sumar otros aspectos que, según los expertos, hay que tener en consideración ante los incendios en Galicia. Hablamos en este caso de la eucaliptización, la propagación de especies invasoras como las mimosas, cambios en la economía o el abandono del rural, lo que ha provocado que muchas zonas del monte, antes aprovechadas, queden olvidadas y descuidadas, lo que supone disponer de más “combustible” para incendios (es la denominación que utilizan los expertos para plantas secas y rasas que ayudan a la propagación del fuego). 
 

CAMBIO CLIMÁTICO E INCENDIOS DE 'SEXTA GENERACIÓN'

Otro elemento que empeora sustancialmente nuestra relación con los incendios es el cambio climático. Como estamos viendo, Galicia ha perdido progresivamente en los últimos años los valores propios de su característico clima atlántico. Ahora, se asemeja más a un clima mediterráneo, como el de Grecia, donde los incendios son mucho más destructivos. 

Los últimos estudios indican que el sur y el este de la comunidad son las zonas donde se da la mezcla perfecta para que operen todos los factores a la vez. Los grandes incendios, como los registrados en los últimos años en zonas como Verín o Monterrei, son una buena muestra de ello, así como el hecho de que 27 de las 35 parroquias en alto riesgo de incendio se encuentran en la provincia de Ourense. 

En este sentido, investigadores y agentes fortestales reclaman una profunda reforma forestal que, entre otros campos, incida en la limpieza de los montes. Si no, los equipos de extinción se enfrentarán cada vez más a los denominados 'incendios de sexta generación', aquellos con capacidad para crear remolinos, tormentas, cambiar de rumbo o acelerar y que superan por completo la capacidad de extinción de las brigadas. Esto se traduce en columnas de fuego de 20 metros de altura o incendios que avanzan a una velocidad de 10km/h. 

¿ESTÁ PREPARADA LA XUNTA PARA EL FUEGO?

Así las cosas, el Plan de prevención y defensa contra los incendios forestales de Galicia (Pladiga) aprobado este mes, dotado con 180 millones de euros, suponen el despliegue a partir del 1 de julio de 7.000 efectivos, además de incluir novedades en detección de incendios -más cámaras de vigilancia, adquirir nuevos drones y una previsión de riesgo a nueve días-, junto con cambios para reforzar los mandos operativos y la coordinación.

La Xunta tiene el objetivo de que no ardan más de 16.187 hectáreas, cifra resultante de la media de la última década, y que haya menos de 411 incendios. Los datos de 2021 no fueron malos, ya que se quemaron 4.403 hectáreas, tercera cifra más baja en los últimos diez años. Solo en 2017, año recordado por la terrible ola de incendios de octubre, se calcinaron 176.587 hectáreas. Esperemos que las administraciones hayan aprendido de ello, porque, de repetirse y con las condiciones actuales, es posible que esa cifra se quede corta.