Todo listo para que el jurado popular empiece a deliberar en el 'caso Asunta'
Las contradicciones de Rosario Porto, la sedación continuada y la participación de Alfonso Basterra, claves
Las contradicciones de Rosario Porto, la sedación continuada durante meses de Asunta, los episodios e indicios sin explicación registrados en este periodo y el grado de participación de Alfonso Basterra en el crimen son algunos de los cabos sueltos que han dejado las 18 jornadas del juicio que ha tratado de esclarecer la muerte de la niña, ocurrida en las inmediaciones de Santiago el 21 de septiembre de 2013.
Los nueve integrantes del jurado popular que han acudido a estas sesiones se reunirán a partir del lunes, aislados, para analizar las pruebas practicadas y dar credibilidad o no a los testimonios con el objetivo de alcanzar un veredicto de culpabilidad o inocencia para los padres de la niña, Rosario Porto y Alfonso Basterra.
A pesar de los múltiples indicios existentes, sobre todo en relación a Porto, los datos revelados en el juicio no suponen pruebas concluyentes sobre la autoría, dan lugar a dudas sobre el grado de participación de Alfonso en un supuesto "plan" para acabar con Asunta y no dan luz sobre el posible móvil del crimen.
En este panorama, los jurados deberán decidir a qué testimonios dan más credibilidad y si la narración de los padres es compatible o no con las pruebas presentadas acerca de lo que pasó en la tarde del 21 de septiembre de 2013 y que terminó con el cadáver de Asunta, drogada y asfixiada, en una pista forestal del lugar de Feros, en Montouto.
INDICIOS MÁS RELEVANTES
Entre las cuestiones centrales de la instrucción, y que ha podido oír el jurado, están las contradicciones de Rosario Porto, que cambió la versión que dio a la Policía sobre lo que había hecho la tarde en la que desapareció Asunta.
Aunque al poner la denuncia de su desaparición aseguró que la niña se había quedado estudiando en su habitación -incuso especificó a los agentes de qué modo-, posteriormente recordó que Asunta había ido con ella a la casa de Teo y que, al llegar, quiso regresar, por lo que la dejó en la calle, en las inmediaciones de su casa.
Este es uno de los comportamientos que los agentes que investigaron el caso consideraron "extraños", dado que apuntaron a la madre de la víctima en repetidas ocasiones la importancia de recordar todos los detalles para dar con ella. Su defensa, no obstante, alude a la medicación que tomaba y al estado de "shock" para justificar sus "lagunas" este día.
Los agentes investigadores, el fiscal y la acusación popular creen que Porto cambió su versión inicial tras conocer que había imágenes de una cámara de seguridad -la de la gasolinera de A Galuresa- que la habían grabado en su coche con Asunta dirigiéndose a Montouto.
Durante el juicio han sido las imágenes de la misma cámara las que han apuntado otra contradicción. Aunque Rosario dijo haber vuelto a Compostela desde Teo para dejar a Asunta y volver después, las cámaras de la gasolinera no volvieron a captar a la acusada de vuelta a Teo, a pesar de que ella dijo que había repetido ese recorrido.
ALFONSO BASTERRA, EN CASA
Por su parte, Alfonso Basterra se ha aferrado en su declaración a su única versión, que tras la comida familiar en su casa permaneció allí toda la tarde cocinando y leyendo. Un único testigo cuestiona la versión, una antigua compañera de Asunta que dice haberlo visto en compañía de la víctima esa tarde en la calle.
La menor carga probatoria contra el padre provocó que en el trámite de conclusiones el fiscal cambiase su versión y admitiese que pudo ser Rosario Porto, sola, la que acudió a la vivienda de Teo, asfixió a Asunta y se deshizo del cadáver, aunque mantuvo que hubo un pacto previo con Basterra, que la sedó. La acusación popular, no obstante, se ha aferrado a que el acusado estuvo también en Montouto y participó en todos los pasos del plan, aunque fue "más listo" que la madre.
Entre los elementos que cuestionan su coartada, varios agentes han indicado que, al desplazarse la noche de la muerte al piso del padre, observaron que no había nada dispuesto para cenar ni comida preparada, a pesar de que Basterra dijo que cuando salió a poner la denuncia esperaba a su hija y a su exmujer para cenar.
El ADN de Basterra fue localizado por la Guardia Civil en un cojín en el maletero del coche de Porto, el mismo que tenía rastros de perfil biológico de la madre en el asiento del conductor y ADN de la víctima en el fluido encontrado en la moqueta de la parte trasera, de donde habían desaparecido las alfombrillas.
SEDACIÓN Y "POLVOS BLANCOS"
Otro de los aspectos relevantes de la investigación es el consumo continuado de dos benzodiacepinas -una de ellas lorazepam, el principio activo del Orfidal- que fue encontrado en el pelo de la niña los meses previos a su muerte. Asunta tenía en sangre el día de su asesinato, que se produjo por "sofocación", 0,68 milígramos de lorazepam por mililitro de sangre, una dosis "altamente tóxica" que equivale a tomar más de 27 pastillas de este producto, consumidas durante la comida del día 21 de septiembre o después. No fue agredida sexualmente.
Hasta cinco profesores de distintas academias de música de la niña han hablado de al menos dos episodios en el mes de julio en los que Asunta fue a clase con síntomas de estar "drogada". En uno de los casos, la víctima llegó a decirle a dos de sus profesoras que su madre le daba "unos polvos blancos" que la hacían "olvidarse" de cosas y que había estado "dos días durmiendo".
Tanto el padre como la madre de Asunta, que tuvieron contacto con ambos episodios, atribuyeron la somnolencia y descoordinación a los antihistamínicos que tomaba para paliar su alergia. No obstante, ninguno ha reconocido haberle dado antihistamínicos a la menor.
DÍA 17 DE SEPTIEMBRE
Otro de los puntos sin explicar de este caso es la desconexión de la alarma de la vivienda de Montouto desde primera hora de la tarde del 17 de septiembre de 2013 hasta las 22.40 horas de ese día.
La evidencia, que ha traído a juicio el fiscal, ha sorprendido a ambos padres, que han negado que ellos fuesen esa tarde a Teo. Por el contrario, Rosario ha dicho que hacía tiempo que no visitaba la casa, mientras que Alfonso ha indicado que la última vez fue el viernes anterior, día 13.
Sin embargo, tanto los acusados como los testigos han reconocido que nadie más dispone de llaves de esa casa ni conoce la alarma, por lo que esta desconexión permanece sin explicar.
Asunta, que pasó esa tarde con su padre, no acudió al colegio al día siguiente porque, según una nota que envió su madre al tutor, había tomado una "medicación fuerte" que le había producido "vómitos".
Porto atribuye esa ausencia ahora a unas "décimas de fiebre" y asegura que la niña estuvo en casa. Basterra, por su parte, sostiene que no vio a Asunta esa mañana, a pesar de que en un mensaje sobre las 12.00 horas le advierte a Rosario de que "está mejor".
CUERDAS NARANJAS
El análisis de las cuerdas naranjas halladas cerca del cuerpo de Asunta permitió determinar que éstas "coinciden en propiedades físicas y composición química" con las recabadas en la vivienda de Rosario Porto en Montouto.
Sin embargo, y a pesar de que el "estudio múltiple" al que se sometieron, las pruebas no permiten establecer "un vínculo" de corte entre unas y otras, por lo que no hay "evidencia" de que tengan "un origen común" y las defensas sostienen que no tuvieron relación con el crimen.
Tampoco se han podido encontrar pruebas que vinculen los cuchillos recabados de la casa de Montouto, ni en la tierra de las alfombrillas delanteras del coche de Rosario.
No obstante, sí se encontraron restos biológicos de Rosario Porto en una mascarilla recogida de una papelera en Montouto, donde apareció una cuerda naranja y dos manojos de papel, uno con el ADN de Asunta y otro con una mezcla del de la niña y del de su madre.
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