Los tiempos cambian y las necesidades también, es lógico. Los sindicatos no han sido capaces de adaptarse a los nuevos tiempos y evolucionar, y si lo han hecho, esos cambios han generado serias dudas cuando se han “dejado” convencer por los gobiernos de turno vía subvenciones, para en determinados momentos estar callados. O cuando se producen conflictos en las empresas y hacen la vista gorda. No estamos contando historias para no dormir, sino constatando lo que ha pasado hasta hora. Esta manera de actuar ha hecho que la llamada “clase trabajadora” se haya visto decepcionada con los sindicatos clásicos y se han afiliado a los nuevos que han ido surgiendo, o sencillamente han dejado de militar. No les representan, suelen decir.
Este domingo, después de dos años sin salir a la calle por la pandemia, los sindicatos volvían a convocar a los trabajadores/as a las distintas manifestaciones que, con motivo del Dia de los Trabajadores, cada primero de mayo, realizan para reivindicar sus derechos. Divididos como siempre, los dos sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, iban juntos, los otros cada uno por su lado. La participación en este Primero de Mayo ha sido muy inferior a la que preveían los convocantes. Eso demuestra el poco predicamento que tienen actualmente, aunque se otorguen la representación de todos los currantes. Lo curioso del asunto es que ministros del Gobierno estuvieran encabezando la manifestación de Madrid , cuando era al gobierno - y a los empresarios también- a quienes iban dirigidas sus reivindicaciones . Y no contentos con ello, la vicepresidenta y Ministra de Trabajo, Yolanda Diaz, aprovechaba la ocasión para seguir trabajando su candidatura, con el beneplácito de los dos sindicatos. Toda una operación de márketing que indigna a más de uno. Marcelino Camacho, exsecretario general de CCOO manifestó en su día que “ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar”, una frase que dice mucho de cómo era . No sé qué opinaría de lo que está ocurriendo ahora en su sindicato.
La transformación de los sindicatos - que aún no han sabido situarse en el siglo XXI- no ha sido posible, ni tienen la intención de buscarla. En la actualidad no hay líderes sindicales de talla, ninguno de los actuales tiene la talla de Marcelino Camacho o Nicolas Redondo, dos sindicalistas de raza, indomables y generosos. Los actuales dejan mucho que desear. UGT, tiene como líder a Pepe Álvarez, que lleva dirigiendo el sindicato la friolera de 32 años, de los cuales 26 como secretario de la UGT de Catalunya - antes estaba en otros cargos de primera línea- y 6 al frente de la UGT a nivel estatal. Todo un récord que creo que nadie había conseguido hasta ahora. Dijo que llegó para “modernizar” el sindicato. ¿Con tantos años al frente habla de renovación? Suele ocurrir que los que tendrían que dar un paso al lado en el sindicato suelen decir que quieren renovación ¿Y por que no empiezan por ellos mismos? Un día le preguntaron a Nicolas Redondo si la honradez tiene un precio, a lo que contestó: “Yo creo que no, no lo debe tener. Es una frase muy hecha, pero es importante mirarse al espejo y no avergonzarse, creo que vale la pena”.
Cuando los sindicatos viven de las subvenciones de los gobiernos, los favores se pagan, y pensar que la gente no se entera, es simplificar mucho las cosas. La respuesta la tienen en el pinchazo de este domingo, donde la poca asistencia es una señal de alarma que se viene repitiendo desde hace ya un tiempo. La solución está solo en sus manos. Si no, la decepción y las críticas seguirán subiendo….
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