En un artículo bastante anterior escribía sobre las debilidades del soberanismo periférico español. Entre esas debilidades destacaba su aparente incapacidad para hacer política de estado sin que, de ninguna forma, eso tuviese que suponer renunciar a sus objetivos soberanistas. Unas debilidades que le impedían ser un agente político relevante en esta nación de naciones que es España. En otro posterior señalaba cómo la aprobación de los Presupuestos 2021 con el apoyo, entre otros, de ese soberanismo, abría la puerta a un nuevo ciclo político en España al tiempo que consolidaba al gobierno de turno (PSOE/UP). Pues bien, hoy podemos decir que, por caso, el soberanismo más relevante (ERC, BILDU) parece querer dar ese paso adelante y que como era lógico esperar la política española se ve favorecida por tal decisión. Una decisión que movió los marcos y puso muy nerviosas tanto a las derechas españolas (PP, Vox y Cs) como a algunas periféricas (PNV, JxCat).
Porque si el firme apoyo a los Presupuestos 2021 fue muy, muy importante pues le dio una indiscutible estabilidad a esta legislatura y fortaleza al gobierno de turno (PSOE/UP) las decisiones políticas posteriores de los soberanistas parecen apuntar en la dirección de que estamos delante no de un movimiento táctico, sino de una apuesta estratégica. Como sucede siempre en política, solo el tiempo confirmará o desmentirá esta evaluación, pero no cabe dudas de que las reacciones posteriores, por caso, de las derechas económicas, judiciales y mediáticas parecen subrayar que también ellas son conscientes de la importancia de estos movimientos.
Si la memoria no me engaña, es la primera vez que la izquierda abertzale (en este caso BILDU) le da el voto positivo a una actuación del gobierno español. Y no a una actuación cualquiera, ya que se trataba, como señalaba, de los Presupuestos del estado para el año 2021. Una decisión que salió adelante a pesar de las sacratísimas presiones en contra. Un apoyo que tuvo continuación en otras decisiones relevantes y que introduce cambios significativos en el escenario político español. Cambios ampliados por el voto también favorable de ESQUERRA REPUBLICANA, un voto que tiene un especial significado dada la situación política que se vive en una Cataluña en vísperas electorales y con indisimulados enfrentamientos entre las fuerzas soberanistas. Parece evidente que la salida del escenario político catalán de determinados dirigentes independentistas está detrás de esta decisión de ER, que ahora ocupa la Presidencia de la Generalitat. Con menor relevancia, pero significativo, es el apoyo de otras fuerzas periféricas como, por caso, de un sector del JxCat y de Nueva Canarias, importante ambos por su simbolismo, Partido Regionalista de Cantabria, Más País, Compromis y Teruel Existe, que viene a representar a la España que se desertiza y que seguramente irá incrementando su representación.
De que esta alianza movió los marcos es una clara prueba a respuesta de las derechas españolas a través de sus numerosos y fuertes peones. En primer lugar, el sector conservador, y mayoritario, del poder judicial, que reaccionó rápido buscando romper tal alianza mediante el acoso judicial a destacados miembros de esos partidos. He ahí la insólita sentencia del Tribunal Supremo ordenando la repetición del juicio a Arnaldo Otegui por el caso Bateragune. Un caso de prevaricación y de falta de imparcialidad judicial, tras el cual se ven las claras intenciones de poner palos en las ruedas al giro político iniciado en España y en el que BILDU viene de manifestar su voluntad de participar. Lo mismo se puede decir sobre la reiterativa negativa del mismo tribunal a conceder el tercero grado a los presos catalanes del proces, condenados injustamente, que mantiene abierta la herida del 1-O con Cataluña y que dificulta el necesario entendimiento interterritorial. Finalmente, tenemos el claro enfrentamiento del Consejo General del Poder Judicial con el Gobierno en relación a su obligada renovación y en la que el presidente Carlos Lesmes actúa como si fuese el jefe de la oposición. No hay que ser muy ingenuo para ver en estas decisiones judiciales respuestas conservadoras a la nueva mayoría de progreso. Respuestas que tiran por evitar el cambio de ciclo.
Actuaciones judiciales que se ven acompañadas de una ofensiva mediática protagonizada por un amplio número de medios conservadores, que son mayoría, en el que aparecen destacados en sus portadas tanto enfrentamientos internos, supuestamente muy graves, entre los miembros del gobierno (PSOE y UP), como si ello fuese algo normal u esperado dadas las naturales diferencias, como recurrentes problemas judiciales y políticos de los dirigentes del partido menor en el gobierno (UP), muchos de ellos inventados por lo que acaban desinflándose por falta de fundamento. Cabe destacar el protagonismo que en esta ofensiva tienen los medios gallegos en papel y muy especialmente La Voz de Galicia, que no pasa día sin que en sus portadas no incluya a UP como protagonista en negativo. Lamentable muestra tanto de falta de independencia como de carencia de rigor informativo.
La realidad es que el paso adelante dado por los partidos periféricos, y muy especialmente por parte de BILDU y ERC, movió los marcos de la política española y marcó un hito que puede ayudar a resolver definitivamente uno de los problemas sistémicos en España como es el encaje de las comunidades históricas en el estado. Queda mucho por hacer y las dificultades y los obstáculos a superar son muchos, dado que tal resolución exige, entre otras medidas, de cambios constitucionales. Pero como decía el gran poeta "se hace camino al andar, y al andar se hace camino para ver la senda que nunca se ha de volver a pisar".
Solo cabe lamentar que en este nuevo ciclo político que se viene de iniciar en España el soberanismo gallego aparezca desorientado y ausente por no ser quien de leer correctamente las claves fundamentales del momento político. Algo que sí supieron BILDU y ERC.
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