Resulta casi una heroicidad conseguir que un mensaje "perpetúe" su interés en una audiencia tan mayoritaria. Quien lo consigue, merece un estudio muy serio y también muy profundo entre los que nos dedicamos a los mass media e intentamos –mucho- ganarnos la vida buscando audiencias importantes.
Puigdemont lo ha conseguido plenamente. Todo un país pendiente de sus cafés y cervezas flamencas y sobre todo sus mensajes a traves de internet o de los medios afines, día a día, mes a mes y hasta que su talento no mengüe.
Tengo al fugado Toni Comín por un cambia-chaquetas incurable y me suena raro que se deje grabar involuntariamente los mensajes que le envíe su ya único protector, el propio Puigdemont, cuando estos tienen el valor que ahora ha motivado una verdadera escandalera.
Inmediatamente a esta bajada de pantalones poco honorable, ha sucedido poco después "el desmentido" del ilustre huido. Eso sí, en nombre de su "amor a la patria" y porque la flaqueza también es consustancial a la naturaleza humana, sea cual sea su escalafón político.
Así pues volvemos a donde solíamos y todo se ha quedado en un "bajon estratégico", aunque ahora sus compañeros independentistas ya saben que el huido esta depre, y que esa situación anímica puede serle útil para dar pasos adelante en una estrategia que todos sabemos que ya existe, como los más viejos del lugar también sabíamos dónde estaban los despachos de influencia en la era Pujol.
Lo deseable ahora es que los que callan hablen en voz alta y pongan encima de la mesa sus cartas políticas, las verdaderas.
Este periodista, para dar ejemplo, pone la suya:
A mí, que no soy "indepe", me parece poco edificante que el líder de Esquerra, Oriol Junqueras, esté en la cárcel y que el del PdeCat, Carles Puigdemont, se pasee libremente por Bruselas impartiendo doctrina.
Y para más inri, que los suyos, además pongan a caldo a los republicanos porque les pidan determinadas explicaciones:
Pasopalabra. ¿Alguno más tiene algo que decir? Me temo que no.