Los dos equipo guardan minuto de silencio. Foto: LFP


‘O nos derbi’ siempre es especial. Es un partido que trasciende más allá de los tres puntos y otorga al vencedor el privilegio de poder mirar por encima del hombro a sus familiares, amigos o compañeros de trabajo del bando perdedor durante de un largo periodo de tiempo. Por lo menos hasta que se vuelvan a enfrentar y se invierta el marcador. Además, en la semana previa todo parece girar en torno al derbi y se recuerdan los mejores años de uno y otro equipo y las victorias (y por tanto las derrotas) más gloriosas y abultadas de los dos. Pero, en esta década, la suerte ha caído repartida de igual manera en Riazor y en Balaidos.


Celestes y blanquiazules; blanquiazules y celestes. Una rivalidad que para muchos es tan antigua como el mismo fútbol, aunque no es así. La primera vez que los colosos del fútbol gallego se enfrentaron fue en la Copa del Rey del año 1928, saliendo el Celta ganador de ese primer duelo al sol. Dos años después, ya en Segunda División, que iba por su segundo año de vida, los dos volvieron a medir sus fuerzas pero en esta ocasión fueron los del norte de Galicia los que se llevaron los tres puntos a casa.


Mientras que los veteranos todavía hablan del poker que Pahiño, con la zamarra herculina, le endosó a su exequipo, los más jóvenes (pero que ahora alguno ya empieza a peinar canas) han tenido la suerte de crecer al amparo de los mejores derbis, con Gustavo López, Djalminha, Mostovoi, Mauro Silva, Gudelj, Bebeto, Karpin y Fran haciendo las delicias de uno y otro bando. Para el recuerdo aquel 0-5 del Super-Depor en Balaidos con un hat-trick de Víctor o el 3-0 del Euro-Celta con doblete de Edú.


Pero, a partir de la temporada 2006/07, los derbis dejaron de entrar en nuestras vidas, ya que Celta y Depor dejaron de militar en la misma categoría, para agonía de los primeros que a puntito estuvieron de irse al pozo de la Segunda B. Ya en la 2011/12 se retomó la vieja costumbre del derbi gallego por antonomasia. Desde entonces, y con diez derbis a la espalda, esta década los aficionados portugueses y turcos han visto ganar al rival cuatro veces, las mismas que victorias llevan. Solo en dos ocasiones el pitido final el colegiado decretó las tablas.


Como en un Kárpov vs Kaspárov, la suerte ha ido sonriendo a uno u otro de igual manera, cambiando las tornas con el paso del tiempo. El Depor entró mejor en la década con tres victorias en cuatro partido. En la retina de muchos está el gol en el añadido de Borja que dio el triunfo a los blanquiazules en Balaidos en un partido jugado a las 12 de la mañana o el golazo de Silvio en Riazor en 2013 para ganar 3-1. Pero, a partir de ahí, la reacción Celtiña ha equilibrado la balanza. Cuatro victorias en seis partidos, con un triunfo coruñés entre medias, han dado más alegrías a los olívicos. La última en Balaidos quizá sea la más dolorosa de todas para los deportivistas, que vieron como Iago Aspas hacían un soberbio partido para derrotar a su acérrimo rival por 4-1.


En el marco general, la cosa en Primera División no puede estar más igualada: 25 triunfos para cada uno y 18 empates. 163 goles celestes y 162 tantos blanquiazules. Entre Segunda, Segunda B y Copa, la moneda cae del lado vigués, con cuatro triunfos más y 18 goles más a favor. Pero todo puede cambiar este sábado. Además de tres puntos, la hegemonía en los derbis también se pone en juego. Son los dos reyes del fútbol gallego. Pero solo uno puede sentarse en el trono.  

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