María Josefa Caldelas, con Manuel Baltar. //Foto: @mjcaldelas twitter


Todo lo que rodea a los Baltar termina de una manera u otra envolviéndose en un halo turbio y llegando a manos de la Justicia, con mayor o menor fortuna para ellos. Cuando el actual presidente de la Diputación de Ourense se veía ya lejos de los juzgados, tras el archivo de la investigación por supuesto acoso sexual y cohecho (con intento incluido de colocar a un instructor menos imparcial), ahora es su esposa la que se ve obligada a responder ante el juez.


María Josefa Caldelas se sentó esta semana en el banquillo acusada de dos delitos de falsedad documental por los que le piden tres años y medio de cárcel y una multa de 5.400 euros, además de una indemnización. Según la denuncia presentada por un empresario con el que firmó la cesión de un local de copas en Ourense a finales de 2008, Caldelas simuló la firma del arrendador en escritos presentados en el Concello.


El denunciante, personado como acusación particular, sostiene que se enteró por una notificación de embargo recibida en 2013 por no pagar las tasas de unos veladores que, según su versión, nunca solicitó. Al comprobar la instancia presentada, el empresario aseguró no reconcer la firma y presentó la denuncia. No culpan directamente a la acusada de falsificar la rúbrica, pero sí de beneficiarse del supuesto engaño.


Por su parte, Caldelas afirma en su defensa que ella nunca entregó "personalmente" nungún papeleo y delega en su asesor la responsabilidad de conseguir la firma del arrendador y denunciante.


La autoría de la rúbrica no ha sido verificada por la Justicia, pues en la fase de instrucción se denegó la práctica de una prueba pericial.


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