La familia socialista europea carece de una posición homogénea con respecto al acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá (CETA por sus siglas en inglés) debido a las discrepancias que los partidos socialdemócratas nacionales tienen al respecto, que quedaron patentes en la votación de la Eurocámara que dio luz verde al tratado internacional.
Este miércoles, la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, ha avanzado un cambio de posición de la formación socialista española, que hasta ahora era partidaria del CETA, al asegurar en la red social Twitter que no lo va a apoyar. "Los acuerdos internacionales tienen que redefinirse para no concentrar más poder en las grandes corporaciones a costa de derechos", ha argumentado.
El anuncio ha tenido lugar horas después de que el PSOE votara a favor del CETA en la comisión de Asuntos Exteriores del Congreso. El acuerdo debe recibir el visto bueno del Pleno del Congreso y, posteriormente, del Senado.
La delegación del PSOE en el Parlamento Europeo también votó a favor del tratado comercial con Canadá en pasado 15 de febrero, cuando la Eurocámara dio luz verde al acuerdo con el voto a favor del Partido Popular Europeo (PPE), Liberales (ALDE) y Conservadores y Reformistas (ECR).
El CETA también recibió en ese momento el apoyo general de Socialistas y Demócratas (S&D), aunque las importantes diferencias en la dirección del voto entre las delegaciones nacionales dejó patente la división entre los partidos socialdemócratas europeos.
FALTA DE CONSENSO EN EUROPA
Los eurodiputados socialistas alemanes votaron mayoritariamente a favor del CETA, aunque también hubo europarlamentarios de esta formación, cuyo candidato a las próximas elecciones generales es el anterior presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, que votaron en contra o se abstuvieron.
Otra delegación que votó en su mayor parte a favor del acuerdo fue la italiana, la más numerosa y de la que forma parte el líder de S&D en la Eurocámara, Gianni Pittella. No obstante, una decena de socialdemócratas italianos mostraron su rechazo al tratado comercial. Los socialistas portugueses del primer ministro Antonio Costa y los rumanos (la tercera mayor delegación socialista) también apoyaron el acuerdo.
Los laboristas de Jeremy Corbyn actuaron divididos en dos bloques prácticamente iguales a favor o en contra, mientras que los socialdemócratas suecos también se dividieron entre el respaldo, el rechazo y la abstención.
Los eurodiputados del partido socialista francés, por su parte, votaron en bloque en contra del tratado, que también recibió el rechazo mayoritario de los eurodiputados socialistas austriacos, belgas, polacos o checos. Los laboristas de Países Bajos, por su parte, optaron por abstenerse en esta votación.
APROBACIÓN A TROMPICONES
Además, la UE y Canadá no pudieron firmar el CETA hasta octubre de 2016, tras haber superado las reservas que había planteado hasta ese momento Bélgica por el bloqueo 'in extremis' de su región Valonia, que está gobernada por el partido socialista francófono de Paul Magnette.
El acuerdo comercial entre la UE y Canadá podrá aplicarse de forma provisional cuando el país norteamericano finalice sus procedimientos nacionales de ratificación. Sin embargo, la aplicación definitiva y total del acuerdo no será efectiva hasta que los parlamentos nacionales y regionales competentes en los países de la UE (hasta 38 cámaras) den su aprobación.