"Libertad, democracia, galleguismo y compromiso con su obra literaria". El nombre de Carlos Casares, figura imprescindible en la construcción de la Galicia contemporánea y protagonista de las Letras Galegas de 2017, pasa por cada una de esas acepciones. Así lo entiende el académico Henrique Monteagudo, amigo personal del autor e impulsor de una reciente biografía en la que repasa la trayectoria del narrador.


La obra 'Carlos Casares, un contador de historias' nació de un encargo de la Editorial Galaxia, pasando a engrosar la colección dedicada a los homenajeados cada año por el 17 de mayo. A pesar de ello, el propio autor reconoce, en una entrevista con Europa Press, su intención de conseguir "meterle ganas de nuevo" a la gente para acercarse a la figura de Casares.


De entre todas sus facetas, la biografía reivindica su producción literaria como "el legado más importante" del autor, un enfoque "implícito en el título", aunque al tiempo realiza una panorámica de su destacado papel como figura pública, como diputado en el primer Parlamento gallego y uno de los impulsores del Consello da Cultura Galega, que presidió en 1996.


A pesar de ello, para Casares había una línea que separaba su compromiso ideológico y su trabajo político de su creación literaria. "Se reivindicaba como escritor y la libertad para crear. No le gustaba tener una literatura servil a una ideología o partido en concreto".


Esta distinción no impedía que el autor tuviese "las cosas muy claras como ciudadano", comprometido con "el movimiento antifranquista" y con la democracia, lo que le llevó a sufrir "represalias" durante la dictadura y a participar como diputado independiente con el grupo parlamentario del PSdeG-PSOE.


"NO QUERÍA ATARSE"


Casares, que mantuvo una relación "muy natural" con la lengua gallega "desde pequeñito", pasó una etapa "un poco problemática" a causa de la represión y la persecución de la época. "En el seminario le prohibieron hablar gallego y su primer libro fue denunciado por un militar, y se ordenó requisar todos los ejemplares de las librerías".


A través de su mujer entró en contacto con el modelo político y social de Suecia, considerándose "socialdemócrata" y defensor del autogobierno, la pluralidad y la libertad. Junto a Camus, o Hemingway, su principal referente estuvo en la figura de Ramón Piñeiro, "su guía espiritual".


"En cambio, no tenía un compromiso de partido político fuerte, no se sentía cómodo en la disciplina de partido. No quería atarse, por eso fue independiente y luego no quiso seguir", destaca Monteagudo.


Esta idea se reproduce en su estilo narrativo, presentando el gallego como "algo de lo común y no de las élites" y "descargándolo de connotaciones crispantes" o de asociaciones políticas, para centrarse así en temas corrientes, cercanos y atractivos para el lector.


Asimismo, frente a otros que buscaban "un estilo brillante y rebuscado", el gallego de Casares era "muy claro y atractivo, muy fácil de leer para cualquiera", para así "llegar a un público muy amplio". "Quería descargarlo -el idioma- de muchas asociaciones de la mentalidad común, como que era algo muy rebuscado o que tenía connotaciones políticas... buscaba asociar el gallego a cosas simpáticas, ganarlos por la persuasión".


PROXIMIDAD


En novela, "sobre todo", Casares brillaba y disfrutaba de numerosos seguidores, hasta situarse como "el autor más vendido en gallego". 'Vento Ferido, 'Xoguetes para un Tempo Prohibido', 'Ilustrísima' o 'Sol do Verán', son algunas de sus obras más importantes, junto con 'Deus sentado nun sillón azul', "una novela de las más importantes del siglo XX en gallego".


"Era muy leído desde sus inicios, tenía una vocación muy específica de disfrutar de un público muy amplio. Hizo un esfuerzo muy grande de ganar al público", ha señalado el también secretario de la Real Academia Galega.


La cercanía de Casares y la proximidad con sus lectores se multiplicó con sus colaboraciones periodísticas, destacando su columna 'Á marxe' en la cabecera 'La Voz de Galicia' que era seguida por "cientos de miles de personas cada día".


Otra de sus preocupaciones era "ganar lectores jóvenes para el gallego", puesto que su trabajo como docente de instituto le permitió mantener "un contacto muy directo" con este sector y se posicionó como "uno de los pioneros" en la literatura infantil y juvenil, con obras como 'A galiña azul' o 'As laranxas máis laranxas de todas as laranxas'.


Esta idea también le llevó a promover traducciones de obras de autores como Hemingway (O vello e o mar), De Saint Exupéry (O principiño) o Torrente Ballester.


EL CASARES INSTITUCIONAL


Junto al Casares narrador se encontraba el institucional y el gestor cultural, además del editor. El homenajeado ha llevado a entidades como la Editorial Galaxia a una "situación más nueva y más abierta, buscando el desafío de los lectores", impulsando también la traducción de los clásicos. También participó en la Revista Grial, que acaba de publicar un número dedicado a él con artículos sobre su trayectoria biográfica.


El autor llegó a presidir, además, el Consello da Cultura Galega, donde plasmó su concepción de la cultura y su intención de "superar la visión tradicional" sobre el sector "vinculada sólo a la lengua y la literatura", abarcando también las bellas artes, las humanidades, los medios de comunicación o la ciencia y la tecnología.

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