¡Qué tiempos aquellos! en los que, cada vez que aparecía Alfonso Guerra por la calle Nicaragua, los dirigentes del PSC perdían la compostura para "salir en la foto" y , de paso, reírle todas las gracias al dirigente sevillano. Eran días de vino y rosas en los que no importaba que el dúo del clan de la tortilla ganara elecciones por un tubo para el PSOE pero, sobre todo, arrastrara el voto de las Marías andaluzas que estaban enamoradas de su Felipe, y que en Catalunya eran legión.


Era el PSC de las "dos almas", como siempre han vendido sus dirigentes, sin reconocer que en ese partido unos se dedicaban al "sector negocios" y otros a las peleas por dominar el aparato, sobre todo en las zonas de fuerte inmigración situadas como todos sabemos en el llamado Cinturón Rojo de Barcelona.


Han pasado los años y de aquel PSC fuerte y con poder no queda casi nada. A Alfonso Guerra se le cogió manía cuando trituró el último Estatut a su paso por la Comisión que presidía en el Congreso, presumiendo jocosamente de su hazaña, y a Felipe se le mira ahora con desdén porque lo consideran un estorbo para los intereses de algunos que quieren seguir de alcaldes hasta la jubilación, que ya les queda poco. Lo cierto es que el Sanedrín que rodea a Iceta ha decidido ponerle la proa a la candidata Susana, y nada de lo que diga esta socialista andaluza les convence ni les ilusiona. ¡Pedro tiene que ganar con nuestros votos!, y salvo muy conocidas excepciones, es la consigna secreta que se trasmiten los icetistas los unos a las otras.


No es no, Doña Susana, parecen decirle los muchos que están trabajando para que Pedro Sánchez vuelva a Ferraz con la ayuda del PSC de Catalunya. Su aspecto de ama de casa y su acento anadaluz no les gusta lo más mínimo, quizás porque el intelecto de élite de izquierdas venida a menos les dice que la Presidenta de todos los andaluces los va a meter en cintura, como ya hizo con la formación de la gestora. Le tienen miedo y sobre todo saben que las Marías andaluzas de Catalunya, que ya no les votan desde hace tiempo, a lo mejor, esta mujer las puede de nuevo convencer de que a ella sí la pueden votar en unas elecciones generales, porque ella sí es de las suyas.


Por lo demás, como vivo en Vilacarlitos --antes Viladecans-- cada vez que leo que Carlitos Ruiz, el alcalde, va a ser el "dinamizador" de la candidatura de Sánchez --porque su amigo Iceta no puede aparecer como tal y le ha pedido que dé la cara por él--, me asombro, ya que quien está siendo investigado por un Juez y la Guardia Civil es la cabeza pensante del "no es no" catalán, ¡manda huevos trilleros! ¿Y si le estalla al alcalde, por ejemplo, el escándalo Inipro en plenas primarias? Y me fijo en ese asunto, que es de dominio público, por no hablar de otros turbios manejos que se están fermentando actualmente.


Como ya habrán comprendido Vds. este periodista cree firmemente que los dirigentes del PSC le han mentido como bellacos a sus compañeros del PSOE sobre "su cacareada neutralidad" en este proceso de primarias. Y lo que es peor: antes de que Susana Díaz se presente oficialmente como candidata, ya están trabajando en su contra. No pueden evitarlo.


Históricamente siempre han votado al candidato perdedor, y luego, como ha pasado con la crisis de la Gestora, desandan el camino andado y tratan de arreglar el desaguisado que ellos mismos crean. Así que, queridos votantes socialistas, no se me dejen camelar por las apariencias: Si Vds. quieren saber quién va a ser el próximo secretario general del PSOE --que será una secretaria general-- fíjense en los votos de Catalunya: El candidato que gane en el Principat, no será el que elijan el resto de los socialistas españoles.


Lo siento por Joan Ferran, al que tengo especial aprecio, pero esta vez le ha podido su "forofismo nicaragüense". Yo, como estoy casado con una periodista andaluza, no tengo ninguna duda: Ganará una mujer. Ganará una andaluza. Ganará Susana Díaz, aunque sea con un solo voto de diferencia. Y Pedro Sánchez se llevará consigo a Miquel Iceta a hacer footing que, como a mí, le hace buena falta, para que, cuando se presente como candidato a la Alcaldía de Barcelona, rebose salud por los cuatro puntos cardinales. Claro que antes falta saber si la "inestable" Núria Parlon sigue firme en su propósito de ser la lideresa socialista para la Generalitat, que esa es otra.

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