El Gobierno británico ha asegurado este lunes que la celebración de un nuevo referéndum de independencia en Escocia traería más división y provocaría daños económicos en un momento crucial para el futuro del país, cuando afronta su salida de la Unión Europea.


"La evidencia muestra claramente que la mayoría de las personas en Escocia no quieren un segundo referéndum de independencia. Otro referéndum sería divisivo y causaría una enorme incertidumbre económica en el peor momento posible", afirmó un portavoz del Ejecutivo de Londres, en un comunicado.


El portavoz de May recordó que el referéndum de independencia en Escocia fue en 2014 y que el propio Ejecutivo de Edimburgo defendió que fuera la única votación sobre el tema. "Hace sólo poco más de dos años que Escocia votó decisivamente a favor de permanecer como parte del Reino Unido en un referéndum que el propio Gobierno de Escocia definió como una votación única en una generación", señaló.


POSTURA LABORISTA


Por su parte, el líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, aseguró que su formación no apoya la celebración de un segundo referéndum de independencia pero ha dejado claro que si la consulta es aprobada por el Parlamento de Edimburgo , los laboristas no la bloquearán en Westminster.


"Si hay un segundo referéndum de independencia, el Partido Laborista se opondrá a la independencia porque no con los intereses de ninguna parte del país una ruptura del Reino Unido", afirmó Corbyn, en una serie de mensajes publicados en el su cuenta oficial de Twitter. "Sin embargo, si el Parlamento escocés aprueba tener un segundo referéndum de independencia, el Partido Laborista no bloqueará esta decisión democrática en Westminster", añadió.


Corbyn ha subrayado que los laboristas votarán en contra de convocar la consulta al Parlamento escocés y recordó que el referéndum de 2014 fue "decisivo" y que no "hay ganas" para que se celebre otra consulta popular.


El Gobierno británico y el líder de los laboristas han reaccionado así tras el anuncio de la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, quien ha asegurado este lunes que pedirá autorización al Parlamento de Edimburgo para aplicar la sección 30 de la legislación escocesa, que permite la convocatoria de una consulta popular.


Su objetivo es poder convocar un referéndum de independencia entre octubre de 2018 y la primavera de 2019 para que los escoceses voten sobre su propio futuro teniendo en cuenta las consecuencias de la aplicación del Brexit.

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