Estamos en el siglo XXI, dicen que avanzamos en el campo de las tecnologías, la medicina -ahora más parada por la falta de inversiones-, se descubren planetas, los robots no son ciencia ficción y, sin embargo, la mujer y sus derechos han retrocedido como los cangrejos. No es una paranoia de feminista, es una realidad aplastante.
No hay semana en el año que no se produzca la muerte de una mujer a manos de su marido, pareja o compañero. Son las frías estadísticas, que no engañan. ¿Por qué?, sencillamente porque estos asesinos consideran a la mujer de su propiedad y se creen con el derecho de hacer con ellas lo que les plazca. Es una esclava en un mundo "libre", en pleno siglo XXI. "La mujer con la pata quebrada y en casa", ese es el lema de los maltratadores, que lo aplican sin piedad.
No es normal lo que está sucediendo mientras los legisladores se lamentan de la situación, sin que por ello se pongan manos a la obra. Ya es hora de implicarse más y buscar soluciones reales, no verbales.
La situación de las mujeres en el mundo laboral no ha mejorado mucho tampoco. Salarios más bajos que los hombres; puestos de responsabilidad, los justos; y la representación femenina en los consejos de administración de las empresas no hay por donde cogerla, solo unas poquitas y para que no se diga.
En la política, quitando las excepciones de las alcaldesas de Madrid y Barcelona, poca cosa más en las alcaldías de las grandes ciudades. Encabezando las listas electorales, ninguna hasta ahora. Avanzamos, dicen, pero solo en la teoría, la práctica diaria ya es otra cosa.
Este 8 de marzo, un año más, espero que no sea una celebración anual, como cada año y hasta el próximo, nada. Debería ser el principio del fin de la discriminación de la mujer en todos los campos. No hay que bajar la guardia, no hay que retroceder ni siquiera para coger aire porque la mejor protección que la mujer puede tener es el coraje y lucha diaria sin desfallecer.
No hay que dejarse seducir en este día, como si fuéramos monos de feria. Habrá algo que celebrar cuando el día 8 de marzo sea un día normal como cualquier otro. Mientras tanto, a seguir trabajando…