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Salvoconducto para un romaní (1425) emitido por la Corona de Aragón


 

Este 8 de abril, Día Internacional del Pueblo Gitano, adquiere este año un significado especial al conmemorarse 600 años de la llegada oficial de los gitanos a España, un hecho marcado por el salvoconducto otorgado en 1425 por Alfonso V de Aragón para atravesar el reino. Posteriomente se emitieron otros salvoconductos similares, en los que figuraba Santiago de Compostela como destino.
 

Desde entonces, el pueblo gitano ha sido parte esencial de la historia y cultura española y gallega, pero también ha enfrentado siglos de discriminación y exclusión. En el siglo XX, la llegada de gitanos procedentes de otras regiones como León y Asturias consolidó su presencia en Galicia. Estos grupos se integraron en comunidades homogéneas, destacando familias como los Paulos, Santos, Giménez, Gabarres y Salazares.

 

El asentamiento más numeroso de los gitanos gallegos ocurrió durante la segunda mitad del siglo XX. En ciudades como A Coruña, algunos grupos se instalaron inicialmente en terrenos industriales abandonados o zonas periféricas. Ejemplo de ello es el barrio de Penamoa, donde se establecieron tras negociaciones con el Ayuntamiento. Sus actividades tradicionales, como el comercio ambulante, la herrería y la venta de productos en ferias locales, han sido esenciales para su integración económica.
 

En Galicia, donde residen aproximadamente por más de 13.000 personas de etnia gitana, la efeméride de hoy cobra especial relevancia para visibilizar sus demandas.  La comunidad gitana en Galicia representa menos del 1 por ciento de la población gallega, una cifra inferior al promedio de España. 
 

Las familias gitanas en Galicia mantienen tradiciones culturales profundamente arraigadas que reflejan su identidad y valores comunitarios. La familia es el núcleo central de la vida gitana. En Galicia, las familias gitanas suelen ser muy unidas, con los ancianos desempeñando un papel crucial como transmisores de sabiduría y experiencia. Las decisiones importantes se toman en consulta con los miembros de la familia extendida, y la solidaridad entre generaciones es esencial. Este vínculo se extiende incluso más allá de los lazos sanguíneos, incluyendo a miembros de la comunidad que son considerados parte de la familia.

 

A pesar de su larga historia en la autonomía, los gitanos gallegos continúan enfrentando barreras sociales y económicas. Entre sus principales problemas destacan las condiciones precarias de vivienda y la falta de oportunidades laborales, situaciones que perpetúan la exclusión social.

 

Reivindicaciones clave de SGE

 

El manifiesto emitido por la Sociedad Gitana Española (SGE), un colectivo que comanda el conocido activista vigués Sinaí Giménez, exige medidas concretas para garantizar el bienestar y los derechos del pueblo gitano. Entre las propuestas más destacadas figura el reconocimiento oficial de su cultura como patrimonio cultural de España, acompañado de la creación de consejos autónomos liderados por ancianos y arregladores gitanos que puedan mediar en conflictos internos. Esta estructura busca sustituir los actuales Consejos Estatales y Autonómicos del Pueblo Gitano, considerados ineficaces por SGE.
 

Asimismo, SGE solicita la suspensión cautelar de las subvenciones destinadas a organizaciones que trabajan para los gitanos, redirigiendo esos fondos hacia proyectos tangibles como la construcción de viviendas dignas. La comunidad denuncia que gran parte de estos recursos "se pierden por el camino", mientras muchas familias siguen viviendo en infraviviendas o como okupas. Además, proponen la expropiación de inmuebles adquiridos con fondos públicos por dichas organizaciones para reinvertir su valor en mejoras habitacionales y programas laborales. 

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