Cuando hablamos de la Galicia vacía me parece casi una ofensa, porque no es cierto que esté vacía, está falta de servicios. Eso que llamamos Galicia vacía es una Galicia que está llena de vida y llena de naturaleza, y los que somos vacíos somos nosotros, los que vivimos en las ciudades, y nuestros gobernantes faltos de iniciativas, que nos olvidamos de estos sitios donde existe una gran calidad de vida.
En Galicia hay casi 2.000 aldeas completamente vacías. Quizás el problema de la movilidad es una de las causas que más dificultan vivir en un entorno rural. Como ejemplo, un autobús sale a las siete de la mañana y otro retorna a las siete de la noche, pagar un taxi o depender de los favores que pueda ofrecer el vecindario, acaban por completar las opciones para desplazarse. Por no hablar de la gente que tiene que estudiar o trabajar, requiere de un esfuerzo extra, en muchos casos, para la juventud vivir en una zona rural significa abandonar deseos para enfocarse de metas más asequibles, esto coloca en desventaja y precariza la vida en el rural. Podemos decir que la falta de servicios básicos, es lo que nos lleva a obstáculos de crecer en el rural.
Los programas para el desarrollo del medio rural que están en marcha desde hace años por la Xunta de Galicia no llegan a calar en la juventud, por eso la juventud sigue, en la práctica, creciendo lejos y aprendiendo que la vida está fuera de la aldea, en la ciudad. El problema es que todo el dinero que viene de Europa se va para las urbes, y eso lastra aun más a pueblos y aldeas porque la gente se va donde hay trabajo y riqueza.
El vaciamiento de una zona es algo previsible, porque no se tomaron medidas. Queda mucho por hacer para igualarse en servicios e infraestructuras con las ciudades pero el medio rural tiene mucho partido aún por jugar. Para eso hay que darles facilidades, eliminar la burocracia y las malas comunicaciones. No puede aplicarse la misma normativa y los mismos impuestos para una aldea de Galicia que para una ciudad.
Otro antídoto contra la despoblación es el teletrabajo, esa fórmula solo puede funcionar si hay vivienda y buenas comunicaciones telemáticas. «Hay que intentar darle una vuelta a todo esto, al fin y al cabo hoy en día el pueblo es como una ciudad».