Las exportaciones agroalimentarias gallegas a Estados Unidos se enfrentan a un panorama complicado debido a la reciente decisión del gobierno estadounidense de imponer aranceles del 25% en productos agrarios. Los primeros en ver estas tasas impositivas han sido Canadá y México, esta decisión entrará en vigor el 2 de abril de 2025. Mientras tanto, la UE permanece expectante bajo la espada de Damocles impositiva diseñada por el país de las barras y estrellas. Y esto incluye a las cuatro provincias gallegas y su pequeño pero a la vez importante comercio con la gran potencia norteamericana.
UN PAR DE VISIONES
La secretaria general del Sindicato Labrego Galego (SLG) Isabel Vilalba, visualiza la situación como una estrategia a la hora de hacer geopolítica. Se está usando como moneda de cambio la alimentación de las personas frente a intereses estratégicos comerciales y políticos. De esta forma, considera las negociaciones con Mercosur una vía de entrada para elementos que se producen en Galicia como carne, miel o leguminosas.
Isabel Vilalba ve con preocupación la actitud del gobierno autonómico gallego que en estos momentos, por ejemplo, “no ha activado soluciones para las pérdidas en 'faba de Lourenzá'”, mientras que se permite la entrada a equivalentes suramericanos. Una medida que para el SLG no es ninguna solución, al revés.
Roberto García, secretario general del Unións Agrarias (UU.AA) ve a los aranceles norteamericanos como un “arma de negociación”. EEUU estaría buscando los puntos débiles de sus “oponentes” realizando un ejercicio de tira y afloja no sin riesgo para la propia economía norteamericana que, fracase o no, dejaría muy tocados a la mayoría de sectores productivos que Trump dice proteger. Aún así, García insiste en la necesidad de no mostrar debilidad ante EEUU si no se quiere entrar en su juego.
NUEVOS MERCADOS, ¿SEGURO?
El sector del vino es el que más se resentiría, como ya apuntaba Galicia Press, con unas pérdidas millonarias para todas las DO y todas las variantes de uva. Y es que además, según el informe 'La relevancia del sector vitivinícola en Galicia', la actividad ligada a la uva supone el 1.4% de PIB gallego y da empleo al 1.5% de la mano de obra en la comunidad. Por otra parte, el sector de la carne podría verse también alterado aunque Galicia en estos momentos ocupa el tercer lugar en la producción de carne de vacuno.
Lo que parece preocupar a parte del sector agroalimentario gallego es la “teórica” aparición de nuevos clientes con la apertura de las fronteras Mercosur. Sin embargo, el temor aparece cuando en el horizonte aparecen productos más baratos que los producidos “en casa”. Esto se refleja en la permisividad respecto al uso de fitosanitarios que la UE ha prohibido pero Mercosur no. La carne gallega tendría un enorme competidor en la producción cárnica brasileña.
En EEUU se usan de forma intensiva productos sanitarios, plaguicidas y otros elementos que la UE ha prohibido. Esto abre las puertas al deseo-orden de Trump a sus granjeros y agricultores: “producir sin límites”. Al final, ni siquiera las protecciones aduaneras podrán hacer lo suficiente para impedir la entrada a elementos como maíz u otros granos venidos de Argentina o Bolivia. Con ello se podría estar alimentando al ganado gallego mediante piensos tratados previamente con pesticidas y otros químicos que la Unión Europea desaconseja.
Aunque los aranceles del 25% anunciados no se aplican directamente a los productos españoles y por extensión a los gallegos, elementos como las conservas, el queso y la carne puedan verse afectados a medio plazo. Es por eso que, aunque la Xunta hable de una gran oportunidad para las exportaciones con Mercosur, el temor a verse inundados por una avalancha de producción extraeuropea hace preguntarse al sector gallego si vale la pena abrir ese camino.
Al final todo dependerá del tiempo, de si Trump mantiene la postura tan agresiva que ha mostrado en los últimos meses y si, al final, como señalaba García, la UE acaba mostrando más debilidades que fortalezas dentro y fuera de sus fronteras.