Hace poco más de seis meses llegaron a Galicia casi 500 migrantes huyendo, en su mayoría, de la guerra de Mali. Son solo una parte de los centenares de personas que el pasado verano arribaron a las costas de Canarias, desde donde se repartieron por varios centros de la península.

Becerreá y Monterroso, en Lugo; y Allariz, en Ourense, son algunas de las localidades que cuentan con más 'vecinos' desde entonces, como los propios residentes los definen.

Y es que algunos de ellos ya han conseguido integrarse plenamente en las localidades, gracias también a los trabajos que empiezan a conseguir mediante los cursos de formación de las ONG o, simplemente, con el boca a boca.

Es el caso de Assane Camara, senegalés de 38 años y que formaba parte del grupo que el Gobierno derivó a Becerreá. En su país deja a su madre, su hija y su hermano gemelo, a los que desde hace unos tres meses ya manda dinero gracias al trabajo que le ha dado Carlos en su empresa de construcción, Camiño de Lamas S. L.

Anima a contratarlos e insiste en lo trabajador que es Assane y en lo rápido que ha aprendido desde que se unió a la empresa a mediados de noviembre.

UN FUTURO EN BECERREÁ
Todo empezó cuando Carlos trabajaba, junto a sus compañeros Miguel y Eduardo, en una obra próxima al centro de acogida. Assane, que tiene experiencia en la construcción, se interesó por la obra en una de sus salidas y preguntó si podía quedarse a mirar.

Los tres recuerdan entre risas que Assane no hablaba castellano al principio, por lo que se limitaba a repetir lo que ellos decían, incluidas las expresiones mal sonantes. "Cuando ya empezó a entender, cuando yo decía alguna barbaridad, me decía que eso no estaba bien", recuerda Carlos.

Assane entiende ya algunas palabras en gallego, sobre todo las relacionadas con el trabajo. "Arriba, abaixo, dalle", bromea mientras coloca una red de vallado junto a sus compañeros en una aldea de Cervantes, donde atiende a Europa Press.

Confiesa que está un poco "cansado" de atender a periodistas y que quiere centrarse en el trabajo y en su futuro, que pasa por quedarse en Becerreá, un pueblo pequeño que le recuerda al suyo natal. "En las ciudades grandes hay demasiada gente y demasiadas cosas, no me gusta", remarca.

En el municipio lucense vive alquilado en una vivienda propiedad de Carlos, con el que se desprende que tiene una gran complicidad, así como con Eduardo y Miguel, que bromean sobre su aspecto durante la sesión de fotos.

Assane solo tiene palabras de agradecimiento para los vecinos de Becerreá, pero no se muestra tan feliz cuando se le pregunta por su estancia en el centro de acogida, gestionado por ONG Rescate. Prefiere no profundizar pero sí califica su estancia en el centro de "mala".

CONFLICTO ENTRE ONG Y MIGRANTES EN MONTERROSO
Esta ONG protagoniza desde hace unas semanas un conflicto con los migrantes acogidos en Monterroso, que denuncian un trato "discriminatorio" e incluso "racista" por su parte.

El Gobierno envió la semana pasada a un representante para buscar una solución al enfrentamiento, que llevó a los migrantes a encerrarse en el hotel en señal de protesta.

Si bien aseguraron el viernes de la semana pasada que la situación estaba "normalizada" y circunscribían todo a "roces de convivencia", los migrantes denunciaban que no recibían una asistencia sanitaria adecuada ni asesoramiento jurídico en relación a las solicitudes de asilo.

Esta misma semana se recrudecía el conflicto al ser expulsados dos de los migrantes por, según confirmó la Delegación del Gobierno, no "cumplir con las normas de convivencia del centro". En solidaridad con ellos y considerando que se trataba de una expulsión "injusta" y en "represalia" por las críticas previas, los compañeros de los expulsados salieron a la calle a protestar, donde fueron arropados por los vecinos de Monterroso. Por el momento, los dos migrantes desalojados están en un local cedido por un convecino.

"PLENA INTEGRACIÓN" EN ALLARIZ
La situación en Monterroso dista mucho de la que se vive en Allariz, con un dispositivo gestionado por la ONG Accem que atiende, ahora mismo, a 59 refugiados de Mali, tal y como explica a Europa Press el responsable territorial de la organización en Galicia, Daniel Bóveda.

Cuenta que además de la formación del idioma, llevan a cabo también diferentes talleres que les permitan, por ejemplo, enfrentarse a una entrevista de trabajo y detectar perfiles laborales. Indica que cuatro de ellos ya trabajan, en una bodega y en el sector de la fontanería, y en próximas semanas otros tres comenzarán con la formación de fontanería y de comercio.

"Nosotros intentamos dar esa salida a través del trabajo porque es lo que quieren todas las personas, autonomía personal", defiende Daniel. Al trabajo es a lo que más se refieren los chicos del dispositivo. Algunos de ellos todavía tienen familia en Mali a la que enviar dinero.

Es el caso de Jackie Lissaco, de 21 años, que tiene a su hermana en Mali y al que le gustaría trabajar de pastelero. Lissaco vino a España huyendo de los "muchos conflictos" que hay en su país y no deja de destacar lo "simpáticos y abiertos" que son los gallegos, a los que agradece la acogida.

En lo mismo insiste Alkaou, de 24 años, que hizo el mismo recorrido que Lissaco, pasando por Mérida y Mondariz hasta llegar a Allariz, paso previo por Canarias, a cuyas costas llegaron tras ocho días en barco.

"Mi país está en guerra y no puedo quedarme ahí. Perdí a toda mi familia: a mi abuelo, a mi abuela, a mi hermano y hermana. Están todos muertos. Yo tengo una cicatriz aquí por la puñalada, por eso no quise quedarme", recuerda.

Mientras se preparan para encontrar trabajo -- Alkaou empezará un curso de formación de comercio -- buscan otros entretenimientos que les permiten además integrarse en las rutinas del pueblo, como jugar al fútbol. Alkaou lo hace en el club local, al que agradece la acogida.

"Ellos son muy buenas personas conmigo. Gracias al entrenamiento, encontré a muchos amigos. Mi entrenador me ha ayudado mucho, me ha dado muchos consejos", comenta Alkaou.

LA ACOGIDA, UNA CUESTIÓN DE "DERECHO Y MEMORIA"
En esta línea de integración, destaca Daniel que realizan actividades de contextualización como la de este viernes en la Casa da Mocidade de Allariz, donde reciben a Europa Press.

Allí, con motivo de la celebración el pasado domingo del Día de Rosalía, Daniel y Alberto, compañero de Accem, les han explicado la importancia de la escritora para la literatura gallega y han charlado sobre autores malienses.

"Esto permite también una integración mucho más favorable porque las personas que tenemos acogidas interactúan con los vecinos de la localidad, ya que tienen temas de que hablar", explica.

Se trata también, remarca, de "reivindicar ese pasado histórico, esa memoria democrática que tenemos que tener los gallegos de dar la bienvenida, no por una cuestión de derecho, que también, sino por una cuestión de memoria", en referencia a la emigración, que también aborda con los refugiados en la actividad.

Este pasado, sumado a que muchos de los refugiados ya entienden gallego y otros tantos comienzan a hablarlo, ha facilitado "mucho" las cosas.

De hecho, Mbouile, es uno de los alumnos más aventajados en lo que al gallego se refiere. Ha traducido 'Adios ríos, adios fontes', de Rosalía, al bambara -- una de las lenguas oficiales de Mali -- para enseñárselo a sus compañeros e incluso se atreve a cantárselo en gallego.

En esta integración ha jugado un papel muy proactivo la propia ONG, que en su momento organizó charlas con los vecinos del pueblo para explicarles la situación y su trabajo. Con todo, Daniel insiste: "Desde el primer momento, Allariz les abrió sus puertas".

 

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