El bombardeo por parte de Japón de Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941, haría entrar a los EEUU al día siguiente en la Segunda Guerra Mundial, y por lo tanto una dependencia hasta hoy de los norteamericanos por parte de los europeos, tanto en materia de defensa como de seguridad. Con el tratado de Washington, el 4 de abril de 1949 por parte de doce países, a ambos lados del charco, entraría a andar la OTAN.
Todo ello sentaría las bases para que Europa estuviera a merced de los norteamericanos, y que estos pidan ahora una mayor partida de gasto en defensa, primero fue el 2% y ahora ya es el 5%. Mientras España tiene un gasto en dicho capítulo del 1.28% y para este año la previsión podría ser del 1.32%.
Todo lo anteriormente expuesto y de forma muy resumida, ejemplifica a la vez el papel secundario que juega Europa en la guerra de Ucrania, ya que lo apostó todo a una dependencia casi total de los EEUU en materia de defensa y seguridad, con el predominio siempre de este país, y que también era el que mayor partida presupuestaria dedicaba a ello.
La disolución en su día del Pacto de Varsovia, y que aglutinaba a los países del este europeo, así como una expansión tanto de la OTAN como de la Unión Europea, llevó a los Rusos a sentirse amenazados en su antigua zona de influencia, y por lo tanto la exigencia por parte de los mismos de la creación de una franja de seguridad. El error de los occidentales es haber intentado acercarse hacia los límites con Rusia, y pensando solo en el histórico paraguas protector de los norteamericanos.
Los propios países bálticos son un ejemplo de cómo los rusos se ven amenazados, una vez que sus antiguos países satélites forman ya parte tanto de la OTAN como de la UE. Con todo lo anterior, Ucrania no debería entrar en la estructura de estas dos últimas organizaciones, debiendo tener un estatus neutral, similar al de Suiza, y con tratados bilaterales de libre comercio, como ya existen con otros países por parte de la UE. A la vez los europeos no debemos renunciar a un incremento del gasto en nuestra propia defensa y maximizar las potencialidades en otros ámbitos en competencia con los EEUU.
La geopolítica actual pasa por un estrechamiento de las relaciones entre la UE y China, país este último que mantiene una guerra comercial con los EEUU por el liderato mundial de la economía. En definitiva Europa es una de las principales economías mundiales, y uno de los mercados más apetecibles y prósperos, ahí está su principal baza. Por lo tanto la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, no le quedará otra que aumentar las partidas presupuestarias en defensa, así como también la de los respectivos países de la UE, para que el destino de Europa no tenga que depender de los EEUU.