El nuevo sistema “flexible” de Abanca no convence a la totalidad del personal, buena parte del cuál ya ha manifestado que, a pesar de dicha flexibilidad, los horarios no permiten la conciliación. A esto le suman estar trabajando con horarios fuera del convenio del sector, aunque en 2024 el convenio de Abanca se habría “aproximado” al documento general. Según el acuerdo alcanzado con los sindicatos, los empleados que opten por el horario flexible deben trabajar seis horas fijas por la mañana y flexibilizar las cuatro restantes por la tarde, hasta las 18:30 horas. Además, la empresa se reserva el derecho de disponer de dos horas semanales del crédito flexible para reuniones y necesidades de servicio. Por su parte, el horario general queda con una tarde de trabajo entre los meses de octubre y junio. Los meses de junio y septiembre no se trabajará esa tarde y durante julio y agosto se trabajará hasta las 14:30.
Los sindicatos, como CIG y ASCA Abanca, han expresado su descontento con estas condiciones. Denuncian que Abanca tiene "los horarios más amplios y la mayor flexibilidad" del sector bancario, lo que dificulta la conciliación laboral y familiar. Además, señalan que los empleados de Abanca trabajan más tardes y durante más meses por los sueldos más bajos del sector financiero.
La situación se ha vuelto más tensa debido al contraste entre las condiciones laborales y los resultados financieros de la entidad. En 2024, Abanca anunció un beneficio neto de 1.203, millones de euros, un incremento del 69,1% respecto al año anterior. Este anuncio coincidió con manifestaciones de trabajadores en A Coruña, quienes protestaban por la pérdida de poder adquisitivo que sufren desde 2010.
Los representantes sindicales exigen una reducción de la temporalidad, mejora de las condiciones laborales y disminución de la presión comercial. También piden volver al horario establecido en el convenio, de ocho a tres y los jueves por la tarde, en lugar del horario actual de 8 a 14:30 con dos tardes a la semana.
Mientras tanto, la dirección de Abanca ha mostrado cierta predisposición a negociar, pero los sindicatos denuncian que la entidad pone obstáculos económicos para mejorar las condiciones laborales de sus empleados. Esta situación pone de manifiesto la creciente brecha entre el éxito financiero de Abanca y el bienestar de sus trabajadores, generando un debate sobre la necesidad de equilibrar los beneficios empresariales con unas condiciones laborales justas y que permitan una adecuada conciliación.
Abanca ha extendido recientemente la flexibilidad horaria a casi toda su organización, incluyendo la red de sucursales. El nuevo sistema ofrece un horario flexible cuatro días a la semana (lunes a jueves). Las horas fijas pasan a ser seis por la mañana y flexibilizar las cuatro restantes por la tarde, hasta las 18:30 horas.
Sin embargo, los aspectos controvertidos son que la empresa se reserva el derecho de disponer de dos horas semanales del crédito flexible para reuniones y necesidades de servicio. Los sindicatos denuncian que Abanca tiene "los horarios más amplios y la mayor flexibilidad" del sector bancario, lo que dificulta la conciliación. A esto se añade que los empleados de Abanca trabajan más tardes y durante más meses por los sueldos más bajos del sector financiero, según los sindicatos.
Impacto en la productividad
Aunque no hay datos específicos sobre el impacto en la productividad de Abanca, la teoría y la experiencia de otras empresas sugieren que la flexibilidad horaria podría mejorarla. Sin embargo, el éxito dependerá de cómo se implemente y gestione el sistema, considerando las preocupaciones de los empleados y sindicatos.
Los trabajadores piden a la empresa garantizar una verdadera conciliación laboral-familiar, aligerar la presión comercial y el clima laboral. Entienden que se debe equilibrar la flexibilidad con las necesidades del negocio y los clientes.
Según los sindicatos, Abanca ha excluido a algunos colectivos del modelo de flexibilidad horaria, como el personal de banca privada y los gestores de atención a distancia, lo que puede crear disparidades entre empleados. Los representantes de los trabajadores han denunciado una alta presión comercial que ha generado un clima laboral tóxico.