Este lunes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparecía ante los medios de comunicación para hacer balance del año que está a punto de terminar, un año que, para él y su familia, no ha sido muy feliz que digamos. Durante 50 minutos, el presidente fue explicando los logros de esta legislatura de Dragón Kan, en la que está manteniendo el tipo con un coste personal y político muy alto.
El líder del PSOE destacó los logros económicos y sociales. Afirmó que España tiene la mejor economía de Occidente, lo que se interpreta como un lujo dadas las difíciles circunstancias que atraviesan Alemania y Francia. En su análisis, no se olvidó de los temas sociales, a los que lleva tiempo prestando especial atención desde que es presidente del Gobierno.
Que el Congreso tumbara el impuesto energético no ha sido obstáculo para que este lunes, mediante decreto, haya establecido un nuevo impuesto energético introduciendo una propuesta con bonificaciones para las inversiones verdes. Es una manera de contentar a los "socios" más reticentes. Lo que ocurre es que el decreto debe ser aprobado por el Congreso y ahí volverá a tener problemas con el PP, el PNV y Junts, que no están por la labor. Posiblemente, la estrategia aplicada por Sánchez haya sido para contentar a sus "socios díscolos", pero si el decreto no es aprobado, la culpa no será del Gobierno, lo que implicaría que no se aplicará.
El presidente ha hecho hincapié en la política social, reforzando su apuesta por ella: la revalorización de las pensiones, la continuidad de las ayudas al transporte. En cambio, se esperaba que el Gobierno tratara la subida al diésel, tal y como exige Bruselas para entregar parte de los fondos europeos, y no se ha hablado de ello en el Consejo de Ministros. Decisión a la que se resiste el Gobierno, aunque tiene hasta marzo para subir el diésel.
En materia fiscal, ha prorrogado durante 2025 la deducción del 15% en el IRPF para la compra de vehículos eléctricos. Lo mismo ocurre con las bonificaciones para la rehabilitación energética. También se ha hablado de la revisión de las pensiones y algunas otras medidas que afectan a las personas.
Las explicaciones del presidente del Ejecutivo, como suele hacerse habitualmente, no han contado con las preguntas de la mayoría de los medios, solo cuatro elegidos, ¿al azar? Al azar de un criterio común: solo los medios amigos. Una estrategia que, a mi entender, es errónea. Sánchez sabe muy bien "torear" las preguntas de los periodistas, no hace falta que solo sean cuatro "elegidos" los que realicen las preguntas. Queda muy mal y, además, no es muy democrático que digamos.
Moncloa está en crisis con uno de los grupos mediáticos amigos: Prisa, que en los últimos tiempos ha dado un giro editorial distanciándose del Gobierno socialista. Solo hay que leer algunos titulares de su portada. La Ser está en la misma línea. Todo ello ha ocurrido gracias al intervencionismo excesivo de José Contreras, que quiere cargarse al máximo accionista del grupo Prisa para seguir dirigiéndolo, cosa que no conseguirá. Un problema complicado que le ha salido a Sánchez. Aunque el presidente es un político hábil y seguro que saldrá del problema, como ha hecho hasta ahora.
Mientras tanto, en Catalunya, el presidente Salvador Illa también hacía su balance de estos cuatro meses de gobierno, en los que ha conseguido varias cosas: tranquilizar a la sociedad catalana, al mundo económico y ha intentado que todo el tema del procés se haya diluido, dando paso a una estabilidad social y económica que hacía años que no existía. A Salvador Illa se le puede aplicar la frase tan conocida de “A Dios rogando y con el mazo dando”. Cuando fue elegido primer secretario de los socialistas catalanes, se pateó el territorio como un correcaminos. Su estrategia sigue siendo la misma: recorrer Catalunya palmo a palmo para conocer in situ la realidad de los territorios, las personas y las necesidades que tienen. El cargo le está sirviendo para conectar más con sectores a los que siempre lleva ilusión, esperanza y propuestas realistas. Hasta ahora, las cosas le están yendo bien. Su proyecto es devolver a Catalunya la iniciativa que tenía y que vuelva a ser “la fábrica de España”. Una propuesta que suena bien en todos los círculos. Quiere una Catalunya transversal, un modelo de país que tiene mucho que ver con la filosofía política de Tarradellas. A Illa le queda mucho tiempo por delante, con permiso de los partidos de la oposición, especialmente los que tienen que darle apoyo, unos más que otros: ERC, los Comunes y, en menor medida, con dudas, Junts.
Ahora, después de este año tan complicado, lo que toca especialmente es pasar unas buenas y solidarias fiestas.