Junts y en menor medida ERC están apretando hasta límites insoportables al presidente Sánchez, dejándolo a los pies de los caballos. Si de tanto apretar al final se convocan elecciones, o se espera a cumplir la legislatura y luego gana el PP, como dicen los castizos, “se van a enterar los que vale un peine”
El sectarismo es una de las grandes enfermedades que afecta gravemente a las neuronas: reduce la inteligencia y coloca unas orejeras a los que la padecen. ¿Es una enfermedad? Es evidente, si no sería imposible aceptar el comportamiento de estos personajillos que practican el supremacismo ya denostado. Ya lo decía Albert Camus: “La estupidez insiste siempre”.
Este pasado domingo, el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, se desplazaba a Sabadell para visitar la Fiesta del Primer Aceite de Jaén. Una visita que puede considerarse dentro de la “normalidad democrática” como cualquier otro tipo de eventos. Pero esa visita que no entraña nada más que la deferencia hacia los expositores, al ayuntamiento y a todos los que habían acudido, resulta que ha derivado en una lluvia de críticas al presidente. La diputada de ERC, Marta Vilanta, ha calificado la visita de “despropósito” porque, según ella, promociona el aceite de fuera. En la misma línea se ha pronunciado el dirigente de Junts, Turull, con casi las mismas palabras, pero añadiendo una afirmación totalmente “objetiva”: “Necesitamos un presidente de la Generalitat y un gobierno que apoye, no que potencie la competencia”. A las voces críticas también se ha sumado la CUP.
Y como siempre, el que ha puesto la guinda al pastel de las críticas, pues no podía ser otro que Carles Puigdemont, el huido, quien en su cuenta de X advierte a Illa que “son los productores catalanes y no los de fuera los que levantan el país”. Y como no tenía bastante, sentenciaba con unas palabras bíblicas que “es la agenda españolizadora del gobierno del PSC que denunciamos durante la campaña electoral. Por eso no les votamos la investidura y por esto nos opondremos a ello para defender los intereses de todos los catalanes”. Dicho lo cual, Puigdemont ha respirado tranquilo y ha tomado un buen trago de ratafía esperando que la gente se crea sus palabras.
Puigdemont dio las órdenes de no votar a Illa como presidente sencillamente por un ataque de cuernos políticos. Porque su orgullo de derrotado estaba herido y, como algunos recordarán en otro triste episodio vivido con la elección de Montilla de presidente de la Generalitat de Catalunya, está convencido que le han robado el cargo “los españolistas socialistas”. Se olvida que él proviene por una parte familiar de esa Andalucía a la que tanto detesta...
En cuanto a eso de que defiende los intereses de todos los catalanes, sencillamente es un chiste de mal gusto para idiotas, teniendo en cuenta sus actuaciones pasadas en las que solo ha defendido a aquellos que pensaban y votaban como él. Algunos políticos han definido que “catalán es quien vive y trabaja en Catalunya”. Para Puigdemont, catalán es aquel que vota a los partidos independentistas porque el resto de formaciones “son españolistas”, que mata la esencia del puro catalán que él tanto clasifica.
Yo, en cambio, prefiero las palabras pronunciadas por Josep Tarradellas cuando volvía a Catalunya después del largo exilio: “¡Ciudadanos de Catalunya ya estoy aquí”! Ciudadanos de Catalunya. Claro que la inteligencia, el oficio de político, la experiencia y el exilio le habían formado como un gran dirigente y un gran presidente de la Generalitat que fue capaz de conseguir lo que parecía imposible de Adolfo Suarez, presidente del gobierno de España. Afirmaba el escritor y orador estadounidense, Zig Zigla,r que “la humildad abrirá más puertas de las que jamás abrirá la arrogancia”.
Que las grandes mentes políticas de este país - Catalunya- piensen que, por asistir a una feria de aceite de Jaén, se perjudica a los productores catalanes, es realmente una reflexión muy estrecha, poco práctica y que invita al boicot a los productos catalanes fuera. Muchos son los productores, comerciantes, artesanos alimentarios y otros que participan en ferias de toda España. Es un gran escaparate para darse a conocer y promocionar sus productos que suelen ser bien aceptados. ¿Quieren que le hagan lo mismo cuando acudan a ellas? Es realmente asombroso la salida de tono de estos políticos con orejeras que solo hacen que mirarse el ombligo. Catalunya, por fortuna, es otra cosa, muy diferente de lo que quieren estos padres de la patria: plural, diversa, acogedora y solidaria. No se quien dijo que “toda persona tiene derecho a ser estúpida, pero algnas abusan del privilegio”.
Junts y en menor medida ERC están apretando hasta límites insoportables al presidente Sánchez, dejándolo a los pies de los caballos. Si de tanto apretar al final se convocan elecciones, o se espera a cumplir la legislatura y luego gana el PP, como dicen los castizos, “se van a enterar los que vale un peine” Junts y ERC. Pensándolo fríamente, igual es lo que quieren porque con el PP gobernando consiguen más votos que al final, parece que es lo que quieren: volver a las andadas, controlar la Generalitat y convertir a Catalunya en un campo de batalla.