Agentes de los equipos del Servicio de Emergencias buscan víctimas en el lodo, a 3 de noviembre de 2024, en Paiporta, Valencia, Comunidad Valenciana.

 

El brutal impacto de la DANA en el Mediterráneo con sus consecuencias humanas, económicas, sociales y territoriales que se pudieron ver y las que después se fueron conociendo, deja también una serie de aprendizajes que debieran servir para que en el futuro inmediato no se repitan, o cuando menos, podamos estar más preparados para evitar males mayores. 


 

Lo primero de todo, es desterrar de una vez el negacionismo climático y aceptar que el cambio está aquí, que viene para quedarse y que los impactos pueden ser aún mayores y más intensos si no actuamos ya. Científicos y expertos han avisado, desde hace tiempo, que a consecuencia del cambio climático el Mar Mediterráneo -un mar de aguas calientes- estaba convirtiéndose en una bomba climática, que más temprano que tarde, explotaría con efectos desastrosos como ahora estamos viendo. ¿Por qué no se hizo nada? ¿Cómo es posible que, a pesar de esta amenaza, una de las primeras decisiones gubernamentales del nuevo Presidente de la Comunidad Autónoma de Valencia hubiera sido la supresión de la AEMET? ¿Cómo es posible que, unos y otros, no piensen en, al menos, cambiar los protocolos para la gestión de catástrofes y de ordenación del territorio porque el riesgo de nuevas DANA, incluso más violentas e intensas, es muy alto?


 

En el impacto de la DANA tuvo también su responsabilidad el aquelarre urbanístico y de vivienda que el País Valenciá vivió durante el último boom inmobiliario. Una gestión territorial irresponsable que no tuvo en cuenta la consideración del riesgo: según el Mapa de Riesgos Fluviales sólo en las comunidades del País Valencia y Murcia, el número de viviendas que podían verse afectados por las inundaciones fluviales (construidas en zonas con riesgo de inundación) ascendía a 450.000.


 

El tercer aprendizaje debería ser que si debilitamos lo público, como, por ejemplo, hizo a Generalitat valenciana eliminando los servicios públicos de la AEMET, tendremos menos defensas tanto para prevenir posibles fenómenos naturales y así anticiparnos, como para soportar sus impactos. Ojalá que esta terrible desgracia sirva para entender la vital importancia de lo público: está siendo el personal público quien con medios también públicos ayuda a las personas damnificadas, repara los daños en las infraestructuras y en los servicios, hace limpieza de escombro, atienden a los afectados, buscan y recogen cadáveres ..., acciones que están sirviendo para que poco a poco el Levante recupere la normalidad.

 

También debiera quedar claro que el avance a un estado de corte federal no debe ser discutido, todo el contrario, con la necesidad de contar con un estado fuerte que poda ayudar las Comunidades Autónomas cuando se encuentren en situaciones de desborde como pasa ahora en el País Valenciá con la DAÑA.


 

No quisiera dejar fuera el comportamiento de las derechas durante esta enorme tragedia humana que pone en cuestión su capacidad real para gobernar España. Cada día que pasa resulta más evidente que el señor Núñez Feijóo no es quien de gobernar: aparecer en medio de la tragedia para soltar mentiras, atacar el gobierno y denunciar a la AEMET no es lo que esperas del jefe de la oposición, aunque luego retroceda y ofreciera su colaboración pero, en este caso, desautorizando y dejando sólo al Presidente de la Generalitat de Valencia, el señor Carlos Mazón. 


 

Por su parte la extrema derecha (Vox y sus amigos) al tiempo que promueven una agitación social neofascista que intenta aprovechar el dolor y la indignación lógicas de los afectados, emprenden paralelamente una acción judicial (de nuevo Manos Limpias) contra la directora de AEMET, el Presidente Pedro Sánchez, el Ministro de Interior, Grande-Marlaska y el Presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. Ofensiva judicial que, como acostumbran, viene acompañada de una ofensiva mediática a través de las redes y de los medios afines sembrando embustes que buscan fomentar el caos (que el radar meteorológico no funcionaba, que el servicio de emergencia estaba colapsado, que la DANA había sido provocada por la voladura intencionada de los embalses.....). ¿Realmente, merecemos estas derechas?

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