Hay un refrán que se suele utilizar con bastante asiduidad: “Cada uno tiene lo que se merece”. ¿Tiene EEUU lo que se merece tras haber ganado Trump las elecciones presidenciales? Es evidente que sí. Además de forma democrática, esta vez, o al menos eso parece, de momento. Pese a ello, no se entiende que un condenado, un expresidente que indujo al asalto al asalto al Congreso, que ha defraudado a Hacienda, entre otras cosas, resulta que gana las elecciones con mejores resultados que en las primeras que le llevaron a la presidencia del país.
Tras estos resultados de las elecciones presidenciales, Estados Unidos se encuentra al borde de un estilo autoritario de gobierno nunca visto en sus 248 años de historia. No nos engañemos, Donald Trump fue muy claro con los ciudadanos al decirles lo que planeaba hacer si ganaba las elecciones: utilizaría la fuerza militar contra sus oponentes políticos; despediría a miles de funcionarios públicos; deportaría a millones de inmigrantes; aplastaría la independencia del Departamento de Justicia; abandono de los aliados de Estados Unidos en el extranjero;...Como buen miserable, convertiría al gobierno en una herramienta para sus propios agravios, que es una manera de castigar a sus críticos y recompensar de manera amplia a sus partidarios: un dictador en la Casa Blanca. Eso es lo que hará Trump, con la conformidad de sus votantes que le han dado una victoria amplia.
No hay que olvidar que Trump ha sido el único presidente condenado por delitos, acusado de decenas más y sometido a dos procesos de destitución. Situación que puede cambiar debido al cambio de magistrados que él puede llevar a cabo, que lo hará. Tiene todo el poder en sus manos, incluido el Senado. Como dijera el en su discurso, su mandato no viene solo del pueblo estadounidense, sino que “mucha gente me ha dicho que Dios me salvó la vida por una razón. Esa razón es la de salvar a nuestro país” afirmó, tan convencido de que es el enviado de Dios y que tiene un mandato divino. ¡Solo le falta ahora ser el elegido! Teniendo como ha tenido y seguirá teniendo, con más peso en su nuevo gobierno Elon Musk, las locuras están garantizadas.
Estados Unidos está dividido más si cabe y cuando las promesas que reciben en campaña se las creen sus seguidores, no hay manera de hacerle ver que las cosas no son como se las explican. A lo largo de la campaña, los economistas manifestaron sus preocupaciones porque las políticas de Trump aumentarían la inflación, incrementarían los costos para las familias en miles de dólares anuales y desencadenarían guerras comerciales. Su propuesta de deportar a millones de inmigrantes indocumentados, no saldrá gratis, sino que puede costar a los contribuyentes ciento de miles de millones de dólares.
Se teme que las dos guerras que hay en estos momentos: Ucrania y la de Gaza, Israel y el Líbano, pueden sufrir cambios importantes, teniendo en cuenta las magníficas relaciones que profesa con Putin y Netanyahu. ¿Qué pasará con la OTAN, o con el cambio climático? Estas y otras preguntas más quedan ahí para ser respondidas con las actuaciones que se irán viendo en los próximos meses
Con la pérdida de las elecciones de Kamala Harris, segunda mujer que se presenta y no gana, es evidente que una mujer, si además no es “blanquita”, por desgracia tiene todas las de perder. Es decir, que no ganará unas elecciones teniendo delante, como es el caso, a un machista redomado que además insulta y menosprecia a una candidata que está mucho más preparada intelectualmente y por supuesto más honesta que el rubio de bote. Trump es hijo de inmigrantes, a los que ahora odia porque ellos y la extrema izquierda van acabar con el sueño americano. ¿Racismo y misoginia en el país de los sueños? La realidad es la que es y no puede negarse.
Las mujeres mayoritariamente han votado a Kamala Harris, los hombres a Donald Trump. ¿Por qué? Pues ya pueden imaginar los motivos. Lo que sí ha quedado patente es la división profunda de la ciudadanía estadounidense y que los conflictos no tardarán mucho en llegar una vez el nuevo presidente intente poner en práctica las cosas que ha anunciado. Sin olvidar que el condenado ha puesto en el ojo de mira a los medios de comunicación que no le han apoyado y a los que considera sus enemigos . En Estados Unidos, los medios que él no considera “suyos” no se suelen callar, son medios valientes y periodistas comprometidos con la libertad de expresión.