La Audiencia Provincial de Ourense ha acogido este lunes el juicio contra un hombre acusado de tentativa de homicidio por acuchillar a otro el un parque ubicado en el barrio ourensano de A Ponte.

En concreto, los hechos juzgados se remontan a julio del pasado 2023, cuando, según el escrito fiscal, tras un intercambio de palabras, el procesado se dirigió a la víctima empuñando una navaja de barbero de 7 centímetros de hoja.

Tras agarrar al hombre por la riñonera que portaba, le puso la navaja en el cuello rajándole "con ánimo de acabar con su vida" la parte izquierda del mismo y, a continuación "con idéntica intención", le cortó la cara y el pecho. La víctima en el forcejeo se cayó al suelo y de nuevo el agresor le produjo cortes en la pierna, el muslo y en el brazo.

En consecuencia, sufrió numerosas heridas y precisó tratamiento médico consistente en sutura bajo anestesia local. Recibió 23 puntos en la cara, 11 puntos en el cuello, 18 en el hemitórax izquierdo y 4 grapas en el muslo derecho, 17 grapas en el antebrazo izquierdo y 7 grapas en el brazo izquierdo. Necesitó para su curación 12 días y como secuelas quedaron cicatrices.

La versión del acusado, con antecedentes penales no computables a esta causa y que ha comparecido desde prisión a través de videollamada, es que se produjo un forcejeo porque hablaron por "tema de droga".

En su intervención, ha narrado que entonces era consumidor y ha acusado a la víctima de no devolverle un dinero que él le había entregado a cambio de droga, que no le proporcionó. En el marco de ese suceso se produjo la agresión que, según ha dicho, "fue por los nervios".

El relato de la víctima es que había conocido a su agresor el día anterior en el mismo parque donde se juntaron "cuatro personas tóxicomanas". Al día siguiente, en el mismo escenario, ha dicho que el hombre le agarró de la riñonera y le puso la navaja al cuello. Además, ha dicho que llegó a temer por su vida y que durante la agresión el varón le dijo: "Ahora búscame".

La víctima ha explicado que se encontraba con muletas debido a una reciente operación de cadera y que, en un momento le falló una pierna y desde el suelo se defendió "golpeándolo con las muletas en los tobillos", mientras el acusado lo seguía siendo acuchillado. "Después de cortarme todo echó a correr. Yo sé que me iba a degollar", ha manifestado el hombre, quien llegó a dar las características de su agresor a la policía minutos después del suceso.

Así lo han confirmado los agentes de la policía local y la policía Nacional que han pasado por la Audiencia Provincial. Han explicado que se encontraban en el servicio ordinario de noche cuando recibieron por radio el aviso de la incidencia y ya una vez allí, con la descripción del sospechoso, "muy característico", se dieron cuenta de que lo habían visto pocos minutos.

Así, los agentes encontraron al hombre en la calle Río Arnoia. Según han indicado, aunque "ya se había cambiado de ropa", dentro del recinto encontraron la que vestía en el momento de los hechos, así como la navaja empleada. Además, el acusado tenía muestras de sangre en el empeine, que tras ser analizadas por la científica dieron como resultado el ADN de la víctima.

En la sala también han comparecido los forenses, que han explicado que "si las heridas hubiesen sido más profundas hubiesen provocado la muerte", pero "fueron superficiales", por lo que "no" se llegó a poner en peligro la vida.

Así las cosas, la Fiscalía considera probados los hechos y solicita siete años de prisión por un delito de tentativa de homicidio, "porque si no se consuma no es por la intención, sino por la defensa a ultranza de la víctima que tiene la suerte de que los cortes no sean tan profundos"; o la pena de tres años de prisión en el caso de que los hechos se consideren constitutivos de un delito de lesiones.

A mayores, el representante del Ministerio Público solicita la expulsión del territorio nacional porque "nuestro país ya bastante sobrado está de gente que comete hechos delictivos" y la imposibilidad de que regrese en ocho años.

Por su parte, la defensa pide dos años de prisión por un delito de lesiones agravadas al considerar que si bien hubo "cortes", en ningún momento había ido "a apuñalar", "no hay testigos" y "son dos versiones".

Además a la víctima "le pusieron grapas, lo curaron y lo mandaron para casa, ni estuvo ingresado". Pide asimismo que se tenga en cuenta un atenuante porque el agresor sufre un trastorno mixto de la personalidad y en el momento de los hechos una adicción a las benzodiacepinas.

En el turno de la última palabra el acusado ha subrayado que toda su familia vive en España y tienen documentación española.

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