¿Quién nos iba a decir hace no mucho tiempo que España llegaría a ser un referente en la Unión Europea? ¿Habrá quién pregunte si tan mal está Europa para que España sea un referente? Ambas consideraciones, aunque parezcan antagónicas son también ciertas y así lo confirman todas las evidencias empíricas. Claro que si se pone la oreja a las derechas españolas (PP/VOX) y sus subvencionados altavoces nada de lo anterior resultaría cierto por que "en España hay un gobierno ilegítimo” (a pesar de ser elegido por el parlamento como así lo fija la Constitución española, Art. 99) y estamos peor que nunca (digan lo que digan los organismos internacionales más solventes).
Pero no prestemos atención al barullo de estas derechas y analicemos los hechos, las realidades. Empecemos por uno de los mayores problemas sociales que tenía España en estas últimas décadas: el empleo. Según los datos más recientes y fiables (EPA 3ªT) España y Galicia marcaron nuevos récords con 21,8 y 1,16 millones de empleos. A su vez los salarios empiezan a situarse, a nivel medio, por encima de la inflación (+4% en España, +5% en Galicia, en los últimos dulces meses). Una evolución positiva del mercado laboral que ayuda a reducir una de las desigualdades más llamativas como es la desigualdad de género, pues el empleo femenino marcó también un récord histórico al tiempo que los salarios de las mujeres tuvieron un incremento notable. Una evolución positiva del mercado laboral que repercute en el conjunto de la economía como así reflejan los informes del FMI que en un contexto internacional de elevada incertidumbre sitúan a España “en la vanguardia de un superciclo económico junto a los Estados Unidos y Canadá”.
A nivel político uno de los mayores problemas que encontró el gobierno español de turno (PSOE/Sumar) fue el llamado 'conflicto catalán'. Cuando triunfa la moción de censura que abrió la puerta al gobierno de coalición (2018), la situación política en Catalunya estaba marcada por una muy elevada conflictividad derivada de la respuesta política, policial y judicial al PROCESS y marcada por la Intervención de la autonomía catalana, un Parlamento bloqueado, unos dirigentes políticos pendientes de procesamiento por el Tribunal Supremo, etc. En la actualidad, y después de las últimas elecciones autonómicas (marzo 2024) que abrieron la puerta de la Generalitat al PSC gracias a un pacto tripartito (PSC-ERC-Comunes) y con unos políticos independentistas amnistiados a causa de una iniciativa del gobierno español de turno (PSOE/Sumar), el escenario político y social en Catalunya vuelve a una cierta normalidad puesto que ahora la mayoría de los representantes políticos reconocen que la resolución del conflicto catalán se tiene que canalizar por vías democráticas.
Pero resulta indiscutible que no todo son buenas noticias. España no escapa al creciente ascenso de las fuerzas de extrema derecha que se está produciendo en prácticamente toda Europa. Un ascenso acompañado de un giro de las otras derechas (PP) la posiciones también extremas que turran por embarrar el escenario político, crear crecientes elementos de conflictividad, deteriorar la democracia y generar una crispación social que impida el diálogo y la negociación.
Un ascenso de las fuerzas totalitarias que se ve favorecido por la falta de luces largas de los partidos que conforman el gobierno de turno (PSOE/Sumar). En un escenario político-social con numerosas incógnitas e incertidumbres, con problemas sistémicos que no acaban de afrontarse con valentía y decisión (cómo estamos viendo con la vivienda, la fiscalidad, el medio ambiente, las desigualdades territoriales y la inmigración) y que requieren visiones a medio y largo plazo, los partidos del gobierno español se mueven con luces cortas, a veces muy cortas.