-Pantín es un referente dentro de la práctica del surf en Galicia y vosotros los primeros en aprovechar las ventajas de este lugar.
Sí, fuimos los primeros pero la idea venía de un proyecto anterior que era un club de surf. En 2004 trabajaba como socorrista, aunque ya era surfista, en la playa en Pantín. Por aquel entonces muchas personas preguntaban si existía algún lugar dónde alquilar tablas y si había alguien que impartiese clases de surf. Ante esto, unos amigos nos reunimos y decidimos montar un club con el que dar clases pero siendo club, no escuela. Con lo que ganábamos comprábamos material y nos íbamos de viaje para practicar en otras partes. Eso duró como tres o cuatro años hasta que en 2008 el proyecto del club se deshizo porque cada uno tomó su camino. En esa época fue cuando conocí a mi socio actual que me propuso profesionalizar esta afición creando una empresa y profesionalizarnos para dar servicios en la playa, en eso fuimos los primeros.
-¿Qué supuso profesionalizarse para ti y tu socio dentro del surf?
Lo primero convertir nuestra afición en una actividad económica porque como club éramos una entidad sin ánimo de lucro. La profesionalización supuso estandarizarnos, buscar dónde obtener títulos de monitor homologados por el Ministerio de Educación, una vez obtenidos nos registramos como trabajadores en la Seguridad Social y hasta ahora.
-En los años 90 empezó a aumentar el número de personas que practicaban este deporte. ¿Cuál fue la raíz o el motivo por el que se expande la afición al surf en toda Galicia a partir de esas fechas?
Creo que en toda Galicia se vivía de espaldas al mar porque representaba una profesión muy dura, los naufragios y los desaparecidos. Yo empecé a hacer surf un poco tarde, a los doce años, además, mucha gente veía este deporte como algo raro y también peligroso. A partir de los 90 ya se conocía más el surf gracias a la televisión, a programas sobre deportes acuáticos, pero lo que realmente animó a las personas a subirse a una tabla fue la bajada de precios en el material. En aquella época las equipaciones eran caras, escasas y difíciles de conseguir. Más tarde aparecen tablas más asequibles, lo mismo ocurre con los trajes de neopreno y finalmente el surf acaba siendo visto como un deporte porque hasta ese momento no se contemplaba como tal. Además, esa imagen de sol y playa también ayudó a popularizarlo. Hoy en día una persona en una gran superficie puede pagar una tabla y un neopreno entre 200 y 250€. Además, esa persona practicará durante tres o cuatro años un deporte que le resultará gratis practicarlo, no pagas por las instalaciones. Tiene una exigencia física muy progresiva que al final te permite superar límites. Al final se ha convertido en un deporte muy popular gracias a varios factores.
-El caso es que este deporte se practica también en invierno a pesar de la mala mar que puede haber en esa época. ¿Cómo se consigue que la gente pierda el miedo a practicar surf en invierno?
Porque hubo muchas cosas que mejoraron con el tiempo, lo primero las escuelas de surf. De repente veías grupos de cuatro o cinco niños con un monitor aprendiendo muy cerca de la orilla, realmente los niños aprenden con el agua por los tobillos. Pasados tres o cuatro veranos los padres veían que sus hijos e hijas surfeaban muy bien. Por otra parte, también ayudó mucho la incorporación de equipos de socorristas para atender a los bañistas en las playas, esto redujo el número de accidentes mortales y ahogamientos. Pero también los surfistas actuaban como socorristas allí donde no existía equipo de socorristas o estaba cerrado. Por eso digo que si quieres ver a tu hijo o hija practicando un deporte seguro en el agua llévalo a hacer surf. A partir de 2009 la Federación Gallega de Surf se modernizó y ya organizaba campeonatos entre escuelas o entre aquellos que empezaban a surfear. Hoy en día es una de las federaciones que cuenta con más licencias fuera del fútbol.
-¿Cuál es la edad idónea para empezar a hacer surf y, por otra parte, una persona mayor de 40 años para arriba puede empezar a practicarlo?
La edad idónea para acercarte a este deporte sería sobre los seis años porque a esa edad asimilan rápidamente conceptos y es como un juego, porque a esas edades vienen a jugar. Después tenemos un espectro de personas de treinta y cinco años hacia arriba que tiene tiempo y libertad económica. Este es un público muy amplio y que viene con mucho interés, incluso vienen familias enteras. Hemos tenido casos como el de una madre que venía con sus dos hijas cuando eran niñas y aprendieron a surfear, y lo hacían muy bien. Ahora esas niñas ya son mujeres adultas y su madre, con sesenta y pico o setenta años, sigue surfeando. Este deporte, además, tiene mucho público practicante dentro del deporte paralímpico. Sobre las personas de cuarenta años para arriba, también pueden aprender. Hoy en día en Galicia tenemos muy buenos instructores tras los esfuerzos de la Federación porque han creado un plan formativo importante. Por eso digo que estos instructores pueden sacar lo mejor de las personas sea cual sea su edad.
-¿Qué características reúne la playa de Pantín y qué otras playas destacarías en Galicia para practicar surf?
Muchos competidores internacionales que participan en el Pantín Classic, señalan que hay tres lugares en el mundo que tienen muy buenas olas y mucha constancia de olas: la costa de Australia, la costa de Nueva Zelanda y Galicia. Estamos muy metidos en el Atlántico, muy al norte y todas las borrascas que nos entran hacen que tengamos olas los 365 días del año y la costa de Lugo y del Cantábrico tienen la suerte de recibir todas las marejadas. Sobre la playa de Pantín, su orientación hace que las olas procedentes del norte sean las más habituales y por eso es la playa con mayor garantía de olas en toda Europa. Otra ventaja es que la costa gallega es muy irregular y por eso podemos encontrar todo tipo de olas en unos pocos kilómetros. En Portugal, con un tipo determinado de viento podemos quedarnos un tiempo sin surfear, en cambio aquí en Ferrol Terra, el viento que da mal en Pantín puede ser idóneo para Doniños y viceversa.
-Estamos acostumbrados a surfistas de Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda o Sudáfrica. ¿Cuál es el nivel que tienen a día de hoy los y las surfistas gallegas?
En los últimos tiempos el salto ha sido muy fuerte tanto en Europa como en Galicia más concretamente. Los europeos van a dar mucho que hablar, sobre todo los surfistas vascos porque la federación y la comunidad vasca apoyan de manera muy fuerte a este deporte. Galicia está bastante bien, ha sido campeona de España en dos ocasiones, por tanto cuenta con buenos y buenas surfistas y bodyboarders como Bruno Martínez, que ha sido campeón del mundo en alguna prueba. Lo que creo necesario es más apoyo económico, ya he mencionado que la Federación gallega es de las que más licencias tiene pero no posee la financiación suficiente. Creo que se ve al surf algo más como una cuestión turística que como deportiva, pero seguro que una inversión mayor nos daría muchas alegrías. En las edades de entre seis y quince años tenemos representación a nivel mundial pero a partir de esa edad, si no tienes un buen apoyo económico para viajar, no podrás surfear todos los días sobre todo entre noviembre y marzo. De todas formas, insisto que tenemos surfistas gallegos compitiendo alrededor del mundo.