En los últimos años se multiplican las evidencias de que estamos asistiendo a una auténtica ruina de Galicia como país. No son alarmismos gratuitos e irresponsables sino realidades más que evidentes que tienen fácil constatación empírica.
Empecemos por la lengua, un signo de nuestra identidad como pueblo. Como bien señalan los miembros de la RAG (Real Academia Galega) están sonando las alarmas: según el IGE (Instituto Galego de Estatística) las personas que hablan siempre o más gallego quedan en un 45% y las que optan siempre o más por el castellano ascienden al 52,94%. El uso del gallego está retrocediendo en todo el país dejando de ser la lengua mayoritaria que pasa a ser el castellano.
¿Qué está pasando con los servicios públicos de bienestar más relevantes como, por caso, la atención sanitaria? La apuesta de la Xunta de Galicia por favorecer la entrada de capital privado, los recortes en el gasto público y en el personal sanitario y el cierre de unidades impiden que la sanidad pública sea un servicio universal y gratuito poniendo en serio peligro a salud de muchos gallegos. Un deterioro que, como señalan los informes anuales de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales afecta prácticamente a todos los servicios públicos gallegos que, a nivel de gasto han ido perdiendo peso a lo largo de los años: 66,41% del presupuesto en el 2009, 62,87% en el 2023 lo que le hizo retroceder posiciones a nivel de estado. Sí el gasto medio español en políticas sociales es de 478,5% euros/habitante/año en Galicia es de 436,3% (91%: 9 puntos menos).
El medio ambiente. Frente la crisis ambiental que nos golpea las políticas del Gobierno gallego de turno (PPdeG) muestran una despreocupación total de por medio, como vemos ahora con el caso de ALTRI que no hace mas que confirmar la apuesta por una industria fuertemente contaminante y depredadora de recursos naturales (eléctricas, refinado de petróleo, metalúrgicas, celulósica-papelera...). Uno de los últimos informes del IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático) señalaba que Galicia está en una situación de emergencia climática por la alta huella de carbono, la frecuencia de sequías prolongadas, el comportamiento de las precipitaciones y el carácter cada vez más devastador de las llamas entre otros fenómenos.
El empleo juvenil. Resulta llamativa la indiferencia con la que se asiste a la fuga de nuestros chicos más preparados al no encontrar unas condiciones de trabajo dignas en su tierra. Galicia esconde una alarmante falta de creación de empleos a causa de políticas públicas que ignoran este problema central de la economía y la sociedad. Este país, según la EPA y EUROSTAT, tiene una de las tasas de ocupación más bajas ya no solo de España sino de la Unión Europea, en un mercado laboral que para el Foro Económico de Galicia (FEG) tiene sombras importantes.
La vivienda es hoy uno de los mayores problemas sociales a pesar de las numerosas viviendas vacías (más de 350.000 segundo a FEGEIM: Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias), con miles de familias que bien no pueden hacer frente a hipoteca (una media de 3 desahucios diarios) bien no pueden acceder a una vivienda nueva dado el déficit de viviendas de protección oficial (frente una demanda estimada de 18.000 solicitudes la Xunta ha previsto construir en la actual legislatura 3.500, menos del 20% de la demanda, con el agravante de que vistos los precedentes ni siquiera esta cifra es creíble).
Son situaciones (lengua, bienestar, medio ambiente, empleo, vivienda) que descosen un padres, que le quitan su personalidad, que ahondan en la desigualdad y en el abandono pero que también apuntan a los responsables del destrozo, a quién pudiendo evitar que estas situaciones se produzcan no solo no lo hacen sino que ahondan en ellas. Responsabilidades que se encuentran repartidas entre las Administraciones Públicas empezando por la Xunta de Galicia.