José Luis Alonso Mosquera, máximo responsable de la factoría de Stellantis en Vigo - Archivo.

 

 

Según las fuentes, el incidente tuvo lugar en 2021, cuando el trabajador sancionado reprochó a su compañero por su estrecho relación con los encargados, diciendo además que él había llegado a su puesto sin la necesidad de "chupársela a ningún encargado". Posteriormente, a un superior le tildó de "Al Capone", el capo de mafia, y lo calificó de "amarillo", término que usan los proletarios para referirse a compañeros y sindicatos que defienden más los intereses de la empresa que los de los aslariados.

 

Tras la sanción impuesta por Stellantis, el caso llegó a los tribunales, y la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSXG) falla a favor de la empresa. Según la resolución, los comentarios constituyen una falta muy grave, lo que justifica la sanción impuesta. 

 

La decisión ratifica que la sanción es proporcional a la infracción cometida, pues la empresa considera que este tipo de actitudes perturban el ambiente laboral y no pueden ser toleradas.

 

Este fallo refuerza el poder de las empresas para sancionar conductas inapropiadas que afecten la convivencia y el orden interno.

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