El pasado 3 de agosto, la Guardia Civil de Tráfico de O Porriño, en la provincia de Pontevedra, llevó a cabo un operativo de control de velocidad en la carretera PO-552, a la altura de Santa María de Oia. Durante el transcurso del operativo, los agentes detectaron que el radar móvil, utilizado para controlar la velocidad de los vehículos, había dejado de enfocar la vía.
Al aproximarse al lugar donde estaba situado el dispositivo, los agentes observaron a un hombre que lo cargaba en la parte trasera de una furgoneta. Gracias al sistema antirrobo incorporado en el radar, los agentes lograron interceptar al sospechoso minutos más tarde.
La persona detenida ha sido identificada como un varón de 61 años, residente en O Porriño. Según informó la Guardia Civil este lunes, el individuo enfrenta cargos por hurto y daños al dispositivo. El radar móvil sufrió daños al ser lanzado contra el suelo del vehículo del detenido, y las penas a las que podría enfrentarse incluyen hasta 42 meses de cárcel, además de sanciones económicas.
Este incidente ha generado preocupación en la comunidad local debido a la creciente audacia de los delitos contra los equipos de vigilancia en las carreteras. La Guardia Civil ha reiterado su compromiso con la seguridad vial y ha advertido sobre las graves consecuencias legales que enfrentan aquellos que atenten contra estos dispositivos.
El precio de los radares más modernos adquiridos por la Dirección General de Tráfico ronda los 80.000 euros aunque, claro está, tienen un mercado potencial muy limitado.