Esperpento: Persona, cosa o situación grotesca o estrafalaria.
Mientras una mayoría de la población catalana quiere dejar atrás el procés e iniciar una nueva etapa un sector relevante, pero minoritario, de la clase política catalana, cuyo máximo representante es Carles Puigdemont, se niega a aceptar los nuevos tiempos y trama por mantener una situación de confrontación que en nada beneficia a Cataluña y, de rebote, a España aunque esto es lo que menos parece importarle a los de JxCat, más bien diría que disfrutan con la situación. En realidad, lo peor no es el problema político que se deriva de esta actitud, sino el deterioro de la imagen de Cataluña como comunidad avanzada, democrática y tolerante. No por casualidad las derechas españolas y sus altavoces mediáticos están aprovechando a fondo este esperpento para deteriorar la imagen de Cataluña a nivel español y europeo.
Porque con su actitud este sector del soberanismo catalán está poniendo en evidencia por su parte un enorme déficit de cultura democrática y un concepto muy patrimonialista de Cataluña. También falta de visión política a medio y largo plazo porque si bien es cierto que pueden temporalmente desvirtuar el escenario político, crear crispación y enfrentamiento el tiempo juega en contra suya. Las pruebas las tuvimos cuando a pesar de los intentos en contra de Puigdemont y su gente el Parlamento catalán celebró con toda normalidad a sesión de investidura y este fue el acto político más relevante y decisivo en Cataluña en la jornada del 8 de agosto.
Porque en una democracia en la que el Parlamento, máximo representante de la soberanía popular, funcione correctamente y ejerza las funciones que le están asignadas como, por caso, la elección del presidente de gobierno en una sesión de investidura es lo que cumple. Y eso fue lo que sucedió el día 8 de agosto. El Parlamento catalán por una mayoría absoluta de 68 votos, gracias al apoyo de tres fuerzas parlamentarias: PSC, ERC y Comunes, elegía como Presidente de la Generalitat a Salvador Illa, candidato del PSC. Una votación en la que por cierto, y contradiciendo una vez más sus afirmaciones, no estaba el señor Puigdemont que volvió a dar una cumplida muestra tanto de su cobardía como de su concepto esperpéntico de la acción política.
Pero la democracia en Catalunña, que es lo que realmente cuenta, funciona. Ahora se producirá el traspaso de funciones, el nombramiento del nuevo gobierno y será entonces cuando los catalanes y catalanas podrán ver si este cumple con las expectativas creadas. Si el nuevo gobierno se empieza a preocupar, y a tomar medidas, por los problemas que realmente le afectan la mayoría de los catalanas y que no son muy diferentes a los de la mayoría de los europeos. Así, y según las encuestas más serias, la vivienda es el problema que más preocupa (32%).
Una reflexión final: lo anterior no me impide el pensar que el esperpento también se puede trasladar a un sector relevante del poder judicial español como, por caso, sucede con magistrados del Tribunal Supremo (TS). Algo sobre lo que he escrito repetidamente en este medio y que se puso de manifiesto en el juicio y las condenas a los políticos del procés (que fueron tratados como terroristas) y de nuevo en evidencia cuando mientras Puigdemont puede pasear libre por Europa sin que la justicia europea se lo impida pero en España no puede hacerlo porque, a pesar de la amnistía, algunos magistrados españoles siguen obsesionados con meterlo en la cadena.