Dicen que el descanso sirve para desconectar, aunque no siempre, de lo que te rodea y de lo que el día a día te impide apreciar, disfrutar y pensar en otras cosas.
Una, que está de “vacaciones”, alejada a medias de la política, en un pequeño pueblo donde no hay ni siquiera una sala de cine para distraerse. Solo los largos paseos, los libros, las películas de la tele y bastante tiempo para poder pensar y reflexionar son las alternativas que practico con una cierta complacencia.
Las prisas no existen y siempre encuentras a más de uno que te para en la calle para charlar, cosa que en las grandes ciudades no se puede permitir ya que siempre vamos con prisas, sin tiempo para nada y el estrés es nuestra sombra permanente. No es vida, pero es a la que estamos acostumbrados y no vamos a cambiar, al menos de momento.
En esas charlas callejeras en la que te explican las vivencias personales de tiempos muy duros para unas generaciones que han carecido de las cosas más elementales como son el agua corriente en su casa, luz, aseos y no digamos alimentos. Épocas muy duras que las generaciones recientes han olvidado con mucha facilidad.
Eso me hizo recordar algunos inventos que cambiaron la vida de las mujeres. Creo, sinceramente, que los dos inventos -hay más por supuesto- que revolucionaron y liberaron a las mujeres de los trabajos domésticos fueron la fregona y la lavadora.
¿Quién no guarda una imagen, en muchos casos olvidada, de la mujer a cuatro patas, con el trasero levantado, trapo debajo de las rodillas, cubo y bayeta en mano limpiando de manera “decidida” los suelos de los hogares para que quedaran relucientes como el sol, según decía el dicho? Las rodillas de las sufridas limpiadoras quedaban echas polvo. Las consecuencias las padecían en su vejez, con enfermedades de los huesos que las tenían prácticamente incapacitadas. El invento de la fregona les devolvió la dignidad a las ama de casa. De estar de rodillas, las hizo ponerse de pie para siempre y mejorar las condicione a la hora de realizar su trabajo.
La lavadora, el otro gran invento, consiguió que las mujeres dejaran de lavar la ropa a mano en esos lavaderos que siempre estaban llenos. Allí, el sonido al restregarla, escurrirla y el grifo abierto eran la música que acompañaba a diario a la esclava de la casa.
La fregona y la lavadora han sido esos dos inventos que han ayudado a mejorar los trabajos de la casa a millones de mujeres. Por eso, nadie debería olvidarse de quién los inventó. En el caso de la fregona, Manuel Jalón, un ingeniero aeronáutico español que la inventó en el año 1956, pero que se empezó a comercializar en el 1964. No hace tanto…
La lavadora tal y como se conoce ahora fue inventada por Alva J. Fisher y la Hurley Machine en 1901, pero a España no llegó hasta el año 1966 de la mano de Balay y gracias a las cuotas mensuales que salían de las muy justas semanadas de los trabajadores.
Por eso creo, sinceramente, que las mujeres deberíamos estar eternamente agradecidas a estos tres personajes que cambiaron la vida y la salud a las mujeres. La pusieron de pie, dejaron de utilizar los diez dedos y el sufrimiento de lavar a mano y le devolvieron la dignidad como personas.
Estas son la “pequeñas” cosas que te hacen, en vacaciones, pensar que la vida no ha sido nunca fácil y menos para las mujeres. Son las charlas veraniegas con gente que piensa y valora la vida de otra manera…