Río de Janeiro despidió este domingo los Juegos Olímpicos, cita que albergó los últimos 15 días, con una ceremonia de clausura donde volvió a apostar por el color y sus tradiciones, dando el relevo a la japonesa Tokyo, que se prepara para el 2020.


El tiempo no quiso acompañar el último día de la primera cita olímpica de la historia en Sudamérica, a pesar de que como mínimo dio una pequeña 'tregua' para el temporal que se había desatado unas horas antes y que incluso provocó un corte de energía en los momentos previos a comienzos de la clausura, que finalmente no afectó el estadio de Maracaná, que vivió la despedida en la llama olímpica.


Fue una despedida sobria y sin demasiada espectacularidad, esta casi reservada más para el relevo en la capital japonesa, que ya dejó muestras de lo que pretende hacer de aquí a cuatro años, como precursores de la vanguardia y tecnología.


Y es que de la multitudinaria bienvenida se pasó a una mucho más reducida despedida más desordenada. La bandera española estuvo enarbolada en este adiós por el atleta con más participaciones, el marchador Jesús Ángel García Bragado, que estuvo acompañado por algunos de los medallistas en la cita como la nadadora Mireia Belmonte, ausente en la Inauguración, el piragüista Marcus Cooper, o las chicas de la gimnasia rítmica, que a pesar de haber competido unas horas antes no se quisieron perder la ceremonia.


'SUPERMARIO' SHINZO ABE


Fue el momento para entrever qué puede ofrecer Tokyo 2020. La bandera japonesa inundó el centro del estadio, desplegada por robots, primera señal del futurismo y vanguardismo que pueden esperar de aquí a cuatro años. La ciudad japonesa mostró su cultura, representada por dos de sus icónicos personajes, Supermario, referencia de los videojuegos, o Doraemon, de sus dibujos.


Precisamente el fontanero fue el encargado, juntamente al popular gato de llegar desde la capital japonesa en la ciudad brasileña y hacer su aparición al recinto transformado en el primer ministro japonés, Shinzo Abe, en uno de los momentos más curiosos de la ceremonia.


Después de los discursos protocolarios de Thomas Bach y Carlos Arthur Nuzman, presidente del Comité Organizador de Rio 2016, llegó el momento del apagado de la llama del pebetero, bajo la música de 'Pelo tempo que durar' de Marisa Monte y cantada por Mariene de Castro bajo una lluvia imaginaria, que no hacía tampoco demasiada falta porque el tiempo no dio concesiones.


La música y el carnaval puso el punto final a los primeros Juegos celebrados en Sudamérica, que no olvidaron algunos de sus problemas organizativos que tienen que ser resueltos porque de aquí a poco más de dos semanas albergarán a los deportistas paralímpicos.


MARIO SERÁ EL EMBAJADOR CULTURAL


Mario, el fontanero más famoso de los videojuegos, será el embajador cultural de los próximos Juegos Olímpicos. Lo anunció durante la ceremonia de clausura el primer ministro del Japón, Shinzo Abe, que apareció disfrazado del personaje y reveló la noticia.


Shinzo Abe salió de una cañería transformado en Mario para dar la noticia. En el vídeo promocional de los próximos Juegos Olímpicos no sólo apareció el personaje de Nintendo, también otros personajes de animación y videojuegos como Oliver Atom, Doraemon o Hello Kitty, entre otros.

POWERED BY BIGPRESS