Neoplasia maligna de útero: La neoplasia maligna de útero se refiere a un cáncer que se origina en los tejidos del útero, un órgano reproductivo femenino. Los tipos más comunes de cáncer de útero incluyen el carcinoma endometrial, que comienza en el revestimiento interno del útero (endometrio), y el sarcoma uterino, que se desarrolla en los músculos del útero o en otros tejidos de apoyo. Los síntomas suelen incluir sangrado vaginal anormal, dolor pélvico y pérdida de peso inexplicada. El diagnóstico se realiza a través de biopsias, ecografías y otros estudios de imagen, y el tratamiento puede involucrar cirugía, radioterapia y quimioterapia, dependiendo de la etapa y el tipo de cáncer.
Displasia de cuello uterino: La displasia de cuello uterino es una condición en la que las células del revestimiento del cuello uterino muestran cambios anormales en su tamaño, forma y organización. Aunque estas células anormales no son cancerosas, tienen el potencial de convertirse en cáncer cervical si no se tratan. La displasia cervical es comúnmente causada por infecciones persistentes del virus del papiloma humano (VPH). Se clasifica en grados, desde leve (CIN 1) hasta grave (CIN 3), según la severidad de los cambios celulares. La detección temprana mediante pruebas de Papanicolaou (Pap) y exámenes de VPH es crucial para el manejo y tratamiento oportuno, previniendo su progresión hacia el cáncer.
Displasia vulvar leve y moderada: La displasia vulvar es una condición en la que las células de la vulva presentan cambios anormales, que pueden ser premalignos. Se clasifica en displasia leve y moderada según la gravedad de las alteraciones celulares. La displasia vulvar leve (VIN 1) indica cambios leves en las células, mientras que la displasia moderada (VIN 2) muestra alteraciones más significativas, pero aún no cancerosas. Esta condición puede ser causada por infecciones de VPH y otras irritaciones crónicas. Los síntomas pueden incluir picazón, dolor y cambios visibles en la piel de la vulva. El tratamiento puede variar desde la vigilancia hasta procedimientos quirúrgicos para remover las áreas afectadas.
Linfoma de Hodgkin: El linfoma de Hodgkin es un tipo de cáncer que se origina en el sistema linfático, específicamente en los linfocitos, un tipo de glóbulo blanco. Se caracteriza por la presencia de células anormales llamadas células de Reed-Sternberg. Los síntomas incluyen inflamación de los ganglios linfáticos, fiebre, sudores nocturnos y pérdida de peso. El diagnóstico se confirma mediante biopsia de los ganglios linfáticos afectados. El tratamiento suele incluir quimioterapia, radioterapia y, en algunos casos, trasplante de médula ósea. El pronóstico ha mejorado significativamente con los avances en los tratamientos.
Linfoma folicular: El linfoma folicular es un tipo de linfoma no Hodgkin que se desarrolla en los linfocitos B y tiende a crecer lentamente. Este linfoma se llama "folicular" porque las células cancerosas se agrupan en estructuras redondeadas llamadas folículos dentro de los ganglios linfáticos. Los síntomas pueden incluir inflamación indolora de los ganglios linfáticos, fatiga y pérdida de peso. Aunque es de crecimiento lento, puede ser difícil de curar por completo y el tratamiento se enfoca en el manejo de la enfermedad a largo plazo, utilizando terapias como la quimioterapia, inmunoterapia y, a veces, radioterapia.
Linfoma no folicular: El linfoma no folicular se refiere a cualquier linfoma no Hodgkin que no tiene un patrón folicular. Estos linfomas pueden variar ampliamente en su comportamiento y respuesta al tratamiento. Pueden ser de crecimiento lento (indolente) o rápido (agresivo). Los síntomas y tratamientos varían según el tipo específico de linfoma, pero generalmente incluyen quimioterapia, inmunoterapia y, en algunos casos, radioterapia. El diagnóstico se realiza mediante biopsia y estudios de imagen para determinar la extensión de la enfermedad.
Linfoma de células T/NK maduras: El linfoma de células T/NK maduras es un grupo de linfomas no Hodgkin que se originan en los linfocitos T o células asesinas naturales (NK) maduras. Estos linfomas son relativamente raros y pueden ser muy agresivos. Los síntomas dependen del tipo y ubicación del linfoma, pero pueden incluir inflamación de los ganglios linfáticos, fiebre, pérdida de peso y sudores nocturnos. El diagnóstico se realiza mediante biopsia y análisis inmunohistoquímicos. El tratamiento suele incluir quimioterapia agresiva y, en algunos casos, trasplante de células madre. El pronóstico varía según el subtipo y la respuesta al tratamiento.