Se ha levantado la veda. La caza del zorro ha comenzado. Se oye el trote de los caballos. Han soltado lebreles y alanos. Las cornetas lanzan un ‘Call to assemble’. Sí, además de la paella de la Rahola, la investidura de Mariano y la moción de confianza de Puigdemont hay cositas. Lo descubrí tras la lectura en El Periódico de un artículo del alcalde de Sant Joan Despí, Antonio Poveda, bajo el teológico título: 'Creer en Catalunya, creer en el PSC'. En él, el dirigente territorial, intenta marcar posición de cara al futuro congreso del PSC. Utiliza por enésima vez la conocida retórica de siempre, el periclitado discurso de los tiempos preñados de éxito. Usa un léxico que pudo ser útil hace unos años pero que hoy suena a rancio, a la clásica ponencia congresual de frases recurrentes, contenido ideológico escaso o tan sólo declarativo. Cuesta ubicar la idea de construir un 'modelo catalanista' y apenas se huelen esencias de socialismo…


No sé lo que hay tras este tipo de artículos aunque, con un mínimo esfuerzo y un par de comentarios de amigos, no me costaría mucho adivinarlo. Soy de los que piensan que, en la política catalana, el PSC es imprescindible y necesario; como lo será también alguien que ocupe el espacio centrista y moderado que ha abandonado CiU. Abogo por una vuelta de los socialistas a la primera línea de la política. Claro que sí, falta sensatez, pero ello solo será posible con la adquisición de unos hábitos y un lenguaje nuevo asentado sobre principios ideológicos y no sobre un posibilismo simplón.


Alguien dijo que el nacionalismo se cura viajando. Un servidor de ustedes se atreve a afirmar que para comprender el nuevo mundo que emerge hay que ser capaz de salir de la cofradía, escuchar y leer. Los amigos cófrades son muy simpáticos y animosos, no lo dudo, pero el mundo existe más allá de las paredes del convento, la secta, el club o el partido político de turno.


El PSC, si quiere revitalizarse, deberá vencer inercias del pasado. Cuando los intereses personales, o territoriales, priman sobre los contenidos políticos e ideológicos, la cosa no va bien. Si se ningunea talento e ideas se cae irremediablemente en el diletantismo pragmático, de ahí a la estupidez y la insolvencia sólo hay un paso.


Ojo, pues, con la caza del zorro. Vienen tiempos de congresos y el socialismo catalán no puede permitirse la más pequeña fuga de talento. Postureo sobra, pero el talento no abunda.

POWERED BY BIGPRESS