Entre los faros de la “Costa da Morte” y siguiendo una ruta pública, mediante google maps, los caminantes siguen haciendo un trazado, no homologado, y sin aparente organización, que pasa por zonas de especial protección ecológica y senderos por los acantilados que parecen tener cierto peligro para cualquier persona. Eso no ha podido frenar a los senderistas que, desde todas las partes del planeta, siguen esta ruta, incluso con carteles de prohibido el paso, instaladas por “Demarcación de Costas” y transcurren por fincas particulares privadas, sin permiso de los legítimos dueños. Las flechas verdes pintadas, como graffitis, parecen reafirmar lo que sentencia el trazado de google maps, posiblemente, por si algún caminante se quedara sin datos de internet o sin señal. Este camino “aparentemente alegal” está siendo aprovechado, en ciertos tramos, por grupos de Senderismo legal con seguros, permisos y guías homologados, pero, eludiendo zonas protegidas o de peligro para el buen caminante.

 

Y renace el viejo camino milenario de los celtas.

 

El camino céltico, que conectaba los puertos de la “Costa da Morte” con Santiago de Compostela, también están dando sus primeros pasos para resucitar las milenarias rutas jacobeas perdidas en la historia. De aquellos peregrinos que buscaban el Ara Solis, la Torre de Breogán o de Hércules, que la iglesia cristiana aprovechó para reconquistar la adoración solar y las anteriores adoraciones de los gentiles, centralizando todo en Santiago de Compostela. Este nuevo camino xacobeo milenario tiene flechas naranjas como el sol en el “luscofusco”, su emblema es una ancla sobre fondo azul oscuro marítimo.

 

Otras sendas en tierras lejanas con formas curiosas.

 

Una talla fálica en relieve en el suelo de Pompeya podría señalar, eufemísticamente, el camino a un burdel, según algunos expertos en la materia, refiriéndonos a historia y arqueología.

 

Se pueden encontrar tallas romanas que representan un falo incorpóreo en asentamientos desde el centro de Italia hasta las fronteras más lejanas del Imperio. Ciertamente hay muchas tallas fálicas in situ en Pompeya y, en particular, hay al menos un presunto o posible burdel. Vicolo del Lupanare, un edificio de dos pisos con diez habitaciones, cada una con una cama de piedra y, a menudo, acompañada de frescos gráficos que representan actos sexuales. Todas estas piezas hacen que nos imaginemos que pudiera tratarse de un establecimiento dedicado a esos menesteres, aunque no tengamos la certeza plena para sentenciar esta posibilidad.

 

La afirmación del “falo del burdel de Pompeya” parece estar particularmente asociada con una piedra tallada, adoquín, a nivel del suelo, en el Decumanus Maximus, Via Abbondonza. Esto sigue siendo parte de la interpretación del sitio para los turistas, una interpretación que puede o no ser acertada o exacta. Ciertos investigadores afirmaron que estos signos de falo se usaban generalmente para los visitantes que no sabían leer en latín y es posible que necesitaran otras señales, no escritas, para  encontrar un burdel. Según un trabajo reciente del autor e investigador Levin-Richardson, ya publicado.

 

Curiosas señales por caminos que parecen de reciente creación y son tan viejas sus pisadas que nadie recuerda ya su primer paso sobre una tierra conquistada por homínidos antes de la llegada del hombre moderno a Europa.

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