Tras el fallido golpe de Estado en Turquía han comenzado las detenciones como parte de una “limpieza hasta que no quede mancha” en las Fuerzas Armadas. 2.839 oficiales y soldados fueron detenidos y más de 2.700 jueces y fiscales serán suspendidos de sus funciones
Pero las detenciones no se limitan a militares sinó que han sido detenidos dos jueces del Tribunal Constitucional y se han emitido órdenes de arresto contra 140 integrantes del Tribunal Supremo, 48 del Consejo de Estado y 5 de la institución equivalente al Consejo Superior del Poder Judicial en España. Este último organismo anunció además que 2.745 jueces y fiscales serán suspendidos de sus funciones por supuesta relación con la red gülenista.
Erdogan volvió a exigir este sábado, en un discurso ante sus seguidores en Estambul, que EE UU “entregue al terrorista” Gülen, quien vive en un autoimpuesto exilio en Pensilvania. “No extraditarlo sería un acto hostil hacia Turquía”, dijo por su parte el primer ministro, Binali Yildirim, a lo que el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, respondió que su país no ha recibido ninguna petición oficial en este sentido: “Invitamos al Gobierno de Turquía a presentarnos cualquier evidencia legítima y EE UU la evaluará”.
Cuarteles policiales y bases militares resultaron fuertemente dañados por los bombardeos y enfrentamientos armados, y también edificios como el Parlamento, muchas de cuyas estancias y oficinas han quedado en ruina, pese a lo cual los cuatro principales partidos del país se reunieron en él ayer para aprobar una resolución en la que condenaron el ataque “a la voluntad nacional, los diputados y el Parlamento”.
Fetulá Gülen mentor de Erdogan es acusado de ser su verdugo
El imán Fetulá Gülen representaba hace un par de décadas la invocación de la liquidación del Estado laico para la cúpula kemalista de generales y altos funcionarios que entonces dirigía Turquía. El clérigo musulmán había construido un imperio de universidades, residencias para estudiantes y medios de comunicación en torno a su tarikato cofradía Hizmet (Servicio), equivalente dentro del culto musulmán al Opus Dei para los católicos.
Gülen tuvo que exiliarse en Estados Unidos para librarse de la caza de brujas que puso fin al mandato de Necmettin Erbakan, el primer jefe de Gobierno islamista en la historia de Turquía, y al del entonces alcalde de Estambul, Recep Tayyip Erdogan. Desde su aparente reclusión en la sede de una fundación educativa en el Estado de Pensilvania, no ha dejado de enviar mensajes a sus millones de adeptos en todo el mundo ni de influir en la política turca.
La cofradía de Gülen condena el terrorismo islamista, llama a la tolerancia y defiende la democracia y el avance de la educación en el mundo musulmán. Sus detractores laicos, sin embargo, temen que solo esté intentando socavar los cimientos de la secularidad con una agenda oculta confesional.
A Fetulá Gülen, los teólogos le citan como un erudito islámico moderado favorable al acercamiento entre las tres grandes religiones monoteístas, bien visto tanto en el Vaticano como en Israel. Nacido en 1938 en la provincia de Erzurum, en el este de Anatolia, e hijo de un imán (un puesto de funcionario público en la Turquía de Atatürk), comenzó a predicar en una mezquita de Edirne, cerca de la frontera con Grecia. Pronto fue trasladado a Esmirna, en la costa del Egeo, una ciudad liberal con escaso fervor religioso.
Tras haberse consolidado como gobernante hegemónico y de haber debilitado el poder político de las Fuerzas Armadas turcas, la deriva autoritaria de Erdogan, plasmada en la brutal represión de los manifestantes del parque de Gezi de Estambul en 2013, le enfrentó con su antiguo mentor islámico.