Alguno todavía estará a esta hora haciendo cola a la entrada del recinto para poder acceder y ver a Fillas de Cassandra. A las 20:30 horas, momento en el que empezaron a sonar los primeros compases de su 'Acropole', la cola para entrar al festival prácticamente llegaba a la carretera principal. El Festival Revenidas, uno de los más comprometidos con la escena musical gallega, probó la buena salud que disfrutan los grupos del país, con un nicho que responde en masa y una industria cada vez más asentada, consciente de que los grupos en lengua gallega son un valor seguro.
CONSAGRADAS
Y eso que Sara Faro y María Soa no fueron las primeras en salir a escena ni mucho menos. Esta segunda jornada del Reve arrancó mucho antes, con Sheila Patricia y su 'Orixe' poniendo las bases de la que sería una gran jornada de música. A la gallega con sangre argentina y asturiana la sucedió el incombustible Evaristo Páramos, que ahora encabeza una Tropa do Carallo en la que Abel Murua al bajo, Tripi a la batería y Alberto Salgado a la guitarra hacen las delicias no solo de los más nostálgicos, sino de aquello que dan sus primeros pasos en este mundo del punko que Evaristo se resiste a abandonar -y ojalá no lo haga nunca-.
No obstante, cuando comenzó a llegar la gente fue para ver a la última gran sensación de la música gallega. Las Fillas de Cassandra hicieron un llenazo en la tarde del viernes y dejaron muy pequeño el escenario secundario. Tal vez ese sea el único reproche: ya están más que listas para el escenario principal, como también lo están para las horas centrales.
Su álbum debut mueve legiones y convierten cada concierto en un canto no solo a la tradición, sino también al feminismo y al compromiso social, aunque sin que ello signifique dotar a la actuación de un tono demasiado solemne, ya que acaban convirtiendo en una rave todo lo que tocan. Son buenas, pero además emociona ver la comunión que tienen con el público, que se sabe sus temas mucho antes de que lleguen a la red.
PUENTE AÉREO CON VALENCIA
Acompañadas por Mondra para interpretar 'Punheta!' -el de Teo estará mañana a las 16 horas en el Reve-, las viguesas pusieron a todos a bailar en un festival al que, no hace tanto, las tenía a ellas entre el público. Tal vez asistieron en alguna ocasión a uno de los muchos conciertos que ha dado ZOO a orillas de la ría de Arousa. Los valencianos, con nueve años de música a sus espaldas, se encargaron de recordar que esta no es la primera ni será la última vez de la formación en Vilaxoán.
"De nueve años siete los hemos pasado en el Revenidas", recordó Panxo, el vocalista, a la vez que agregó que "tantos años y cada vez mejor". Es cierto que ZOO es un fijo en los carteles del Reve y a alguno podría llevarle a pensar que la organización tal vez, y solo tal vez, debería ampliar sus horizontes y arriesgar con voces nuevas y frescas. Luego los ves en directo y se te pasa, porque ofrecen un espectáculo difícilmente igualable, construyendo a base de ritmo un puente aéreo que conecta el Mediterráneo con el Atlántico durante una hora y pico. Si quieren venirse al Revenidas que se vengan. Y si se quieren quedar y ser fijos, mejor que mejor.
Un grupo que canta en valenciano abarrotó el festival gallego y todos se sabían las letras de pe a pa, fuesen de Ontinyent o de Coristanco, prueba de que, efectivamente, el Revenidas es 'o festival das linguas', porque no importa si tus letras son en gallego o en otro idioma, porque aquí tienen cabida. Como tampoco importa si transitamos del estilo ecléctico de La Regadera, con sus mezclas que van del ska al reggae y que no dejan indiferente a nadie, a las letras comprometidas y llenas de carga política de los también valencianos Nega y Toni.
Los Chikos del Maíz regresaron al Reve ya sin mascarillas y sin gel hidroalcoholico. "La última vez que venimos estábamos sentados. Gracias por apostar por la cultura y esperemos que no vuelva a pasar". El aviso a navegantes caló hondo, porque nadie desea volver atrás, aunque para viaje en el tiempo el de Los Chikos, que si bien presentaron su último trabajo, 'Yes Future', se salieron con temas de discos anteriores, como 'La estanquera de Saigon', 'Comanchería' o 'Pasión de talibanes'.
El tiempo respetó hasta ultimísima hora, momento en el que la tormenta comenzó a entrar ría arriba. En ese instante algunos gotones avisaron de la que se venía encima y los festivaleros comenzaron a desfilar a las tiendas para asegurarlas y echar mano de los chubasqueros, que hicieron buena falta para Zetak y Rebeliom do Inframundo. Pero ni un aguacero pudo empañar una gran jornada de música. Y llegamos al ecuador. Falta la traca final.