Les gusta hablar de democracia, de derechos, pero para los demás esos parámetros no sirven, es la utilización de la ley del embudo que no hace falta explicar. La reunión de un miembro del Gobierno con el prófugo es un insulto a los demócratas, una mofa a los votantes, a los que respetan las leyes, y a los que aún creen en la ética de los gobernantes
Dicen que las personas queobstentan responsabilidades públicas en cualquier ámbito tienen la obligación de respetar y acatar las leyes, dar ejemplo y atenerse a las normas. Los cargos no son privilegios propios, ni patentes de corso, son servidores a la ciudadanía.
Este lunes, por sorpresa, la vicepresidenta del Gobierno de España Yolanda Díaz, líder del batiburrillo de la plataforma política - ¿intereses? - Sumar se ha reunido en la sede del mismísimo Parlamento Europeo con el huido de la justicia Carles Puigdemont para negociar la investidura de Pedro Sánchez, que será después del previsible fracaso de la Feijóo previsto para el 26 y 27 de este mes. Una reunión de casi tres horas en la que han estado también el ariete y diputado converso Antoni Comín y el exdiputado, amigo de Puigdemont, e interlocutor en estas semanas, Jaume Asens, de los Comunes de Colau y reconocido independentista.
El encuentro ha cogido de “sorpresa” a más de uno, hasta al mismísimo Gobierno, que ha salido rápidamente a manifestar que la señora Díaz ha acudido en nombre del Sumar y no representa al PSOE. Es más, se enteraron el domingo por la noche cuando la vicepresidenta ya estaba en Bruselas con su séquito - ¿pagado de su bolsillo o del bolsillo de todos?-. La decisión ha sido de una gravedad extrema, que un miembro del gobierno mantenga una reunión con una persona que está huida de la justicia por unos hechos muy graves de los cuales no solo no se ha arrepentido, sino que lo volvería a hacer.
El desprestigio que ha infligido a España en todos los foros que le ha sido posible no debería olvidarse. Mientras, un miembro del Gobierno va en persona, como había solicitado el huido a rendirle pleitesía, como si fuera una autoridad, es de vergüenza y está fuera de lugar.
Si el gobierno se “enteró” la noche anterior, y era desconocedor de la reunión de Díaz y Puigdemont, lo que debe hacer Sánchez es cesarla, o desautorizarla. Él mismo, no terceras personas. Las cosas se están llevando demasiado lejos. Una investidura no puede conllevar tantas deslealtades y gestos que dejan descolocadas a muchas personas que han votado a los socialistas y otros a Sumar. Un gesto de desprecio a todos lo que dicen respetar y acatar las leyes.
Las cesiones/concesiones del gobierno de Pedro Sánchez y Unidas Podemos a los independentistas han sido unas cuantas, demasiadas Dicen que cuando se da un dedo, hay quien coge la mano entera. Ahora tanto ERC como el partido de Puigdemont quieren la amnistía, un referéndum y, además el huido, para quedar por encima de los republicanos, exigió que un miembro del gobierno fuese a Bruselas a darle jabón y a reconocerle “como presidente” en el exilio y gran valedor de la posible investidura.
Con el deseo de Puigdemont cumplido de vasallaje por parte de un miembro del Gobierno y el protagonismo que está teniendo, su ego está que no cabe en él. Por ello, al finalizar la reunión han difundido una nota de prensa conjunta señalando la cordialidad de la reunión, que ha sido fructífera y que se quiere desbloquear del conflicto político e insisten en que se deben “encontrar soluciones basadas en el diálogo” y que “la democracia consiste en el diálogo entre posiciones diferentes”.
Hay que ver la utilización que hacen ellos de la palabra democracia cuando les conviene: es el recurso más utilizado. La democracia también es el cumplimiento a las leyes y el respeto a las instituciones y a las personas que piensan de manera diferente a ellos. Les gusta hablar de democracia, de derechos, pero para los demás esos parámetros no sirven, es la utilización de la ley del embudo que no hace falta explicar. La reunión de un miembro del Gobierno con el prófugo es un insulto a los demócratas, una mofa a los votantes, a los que respetan las leyes, y a los que aún creen en la ética de los gobernantes. Todo no vale, ni en la vida, ni en la política. Lo lógico es que con lo que está pasando, Pedro Sánchez convoque elecciones explicando bien por qué lo hace. La poltrona de Moncloa no se debe mantener a costa de todo. ¿Que estarán pensando en Europa de la reunión del prófugo Puigdemont con la vicepresidenta del Gobierno de España? Desde luego somos el hazmereir…