Foto: EP

 

Otro día más que Gabri Veiga se viste de corto, que completa la sesión y que hace vida normal en Vigo, aunque siempre a la espera de una llamada que no termina de llegar. Desde hace varios días su salida del Celta rumbo a Nápoles es un hecho. Todos dan por sentado que el gallego cambiará el celeste por el azzurri, pero la realidad es que su marcha parece enquistada. Condenado a abandonar Balaídos como la venta récord en la historia del club, los 36 millones más bonus no dan ingresado en las cuentas del cuadro olívico, a la espera de que se cierren de una vez por todas los últimos flecos.

 

¿UN ACUERDO LEJANO?

Sin embargo, las últimas informaciones incluso hablan de que su ingreso en la Serie A es cada vez más lejano. La venta frustrada de Zielenski provoca un overbooking en las filas del cuadro que dirige Rudi García, por lo que por ahora no parecen tener mucha prisa en incorporar a nadie a un plantel que viene de proclamarse campeón del Scudetto. 

 

Faltan apenas diez días para el cierre del mercado y los millones de Veiga son imprescindibles, por lo que en Vigo se dan un plazo de unos días antes de dar por concluidas las negociaciones y empezar a ofrecer al centrocampista por Europa o a valorar alternativas para encajarlo en la planificación de la temporada que acaba de empezar. El motivo por el que el diálogo está estancado en estos momentos es una modificación en los términos del contrato que ha enfrentado a las partes y que podría terminar por romper la cuerda. 

 

Rafa Benítez demanda un nueve que pueda competir con Larsen y Aspas, así como un centrocampista que pueda hacer las labores de organizador. Sin margen para ir al mercado por la ajustada economía viguesa, solo la salida de Veiga puede aliviar este escenario. Las ventas de Tapia y Paciencia también son necesarias para dar al técnico el plantel que desea en el año del centenario del club, que mañana celebra sus 100 años de vida. 

 

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