¿Qué conclusiones se pueden sacar de cara las autonómicas del 2024? Una indiscutible: que el Partido Popular se coloca en una clara pole position en relación con los otros partidos por lo que las izquierdas tendrán que hacer un gran esfuerzo para superar su evidente desventaja.
El resultado habido en las últimas elecciones generales, 23 de julio, no deja lugar a las dudas: las derechas extremas (PP) siguen siendo la fuerza claramente mayoritaria en Galicia. Hay una mayoría social que a lo largo del tiempo se muestra relativamente fiel a estas fuerzas conservadoras (por caso, en el tiempo que llevamos de autonomía las derechas extremas siempre ganaron las elecciones autonómicas excepto la convocatoria del año 2005).
He ahí que este último resultado genere cierta reflexión pues sí en la convocatoria del 2019 las izquierdas sacaron más diputados (13) que las derechas extremas (10), en esta de julio del 2013 el Partido Popular (13) superó en diputados a suma de las izquierdas (13, frente a 10; 7 el PSOE, 2 Sumar y 1 el BNG).
Un resultado que merece una doble evaluación: a nivel de estado y a nivel autonómico. A nivel de estado cabe interpretarlo como un voto de censura al gobierno de progreso (PSOE/UP) centrado fundamentalmente en el PSdeG-PSOE (perdió 3 diputados) que, por razones como las que indicaré a continuación, no fue quien de defender y explicar con coherencia y lucidez las muchas e importantes medidas aprobadas por el gobierno de turno (PSOE/UP) que tuvieron a las clases de rentas medias y bajas como principales beneficiarias (asalariados/as, autónomos/as, pensionistas, dependientes,...). Las razones hay que buscarlas en la enorme fragilidad política e ideológica de una organización (PSdeG-PSOE) que no parece capaz superar definitivamente las luchas fratricidas ni de dotarse de una personalidad política que se ajuste la realidad de Galicia algo que, por ejemplo, se ponen de manifiesto en su incapacidad para trasladar siquiera el apoyo que recibe en las municipales a las generales y a las autonómicas.
Una censura que, aunque en menor escala y por razones distintas, también abarca al BNG cuyo resultado quedó muy lejos de sus aspiraciones que se habían fijado en la consecución de un grupo parlamentario propio. Resulta indiscutible que la confianza que Ana Pontón transmite como posible presidenta de la Xunta de Galicia no se repite cuando se trata de las elecciones municipales y, muy especialmente, de las generales. En este caso bien haría el BNG en reconocer que el resultado, sin género de dudas, refleja una clara disconformidad de su electorado con su estrategia en el Parlamento español.
No cabe duda de que Sumar se vio beneficiada por los malos resultados de las fuerzas anteriormente citadas, recogiendo el voto de aquellos/as ciudadanos de izquierdas y soberanistas a quienes ni el PSdeG-PSOE ni el BNG convencen. A pesar de eso SUMAR quedó muy lejos del resultado obtenido, por caso, por En Marea en el año 2015.
¿Qué conclusiones se pueden sacar de cara las autonómicas del 2024? Una indiscutible: que el Partido Popular se coloca en una clara pole position en relación con los otros partidos por lo que las izquierdas tendrán que hacer un gran esfuerzo para superar su evidente desventaja.
Que el PSdeG-PSOE, sin un líder claro, con divisiones internas, sin un programa idóneo para la realidad gallega, difícilmente logrará los votos suficientes para liderar unas izquierdas con posibilidades de acceder al Gobierno de la Xunta.
Que el BNG, a pesar de la gran simpatía ciudadano que despierta su líder Ana Pontón, no logra convencer a esa parte del electorado que, sin comungar con la UPG, estaría dispuesta a apoyar una opción soberanista para la Presidencia de la Xunta de Galicia.
Que Sumar resulta una incógnita aunque parece destinada a ser un complemento de las otras dos fuerzas de izquierdas.
Queda mucho tiempo y por el camino pueden suceder muchas cosas que hagan cambiar el orden actual. Pero parece difícil, muy difícil.