Los tiempos han cambiado, hay que adaptarse a ellos de la mejor manera posible: mentes abiertas, voluntad de seguir las novedades, ajustar los pensamientos y las acciones. En política las cosas también han cambiado, en los gobiernos tres cuartos de los mismo, pero hay cosas, actitudes y comportamientos que no deben olvidarse, más bien seguir cultivándose a pesar de las evoluciones: las personas que se dedican a la política no deberían olvidar nunca una palabra que se llama ética, vocablo casi olvidado en el quehacer diario de los que tienen responsabilidades públicas.
El arte de gobernar no es cosa que se improvise por el mero hecho de haber sido elegido en las urnas, y lo pueda hacer cualquiera, sino que se debería exigir formación, experiencia y determinadas capacidades. Se necesita que los gobernantes sean competentes y no hay que olvidar que es un derecho de los ciudadanos contar con los mejores posibles y el deber de las formaciones políticas facilitarlos. Circunstancia que rara vez se da. ¿Qué se les exigen a los políticos para serlo? Ser votados, nada más A un médico se les exigen unos estudios específicos de lo que van a ejercer, pero a un político no se conoce, porque ser votados no es suficiente, por eso se cuenta con bastantes incompetentes.
Sorprende que precisamente cuando más difícil resulta gobernar, menos atención se presta a preparar a sus gobernantes para que lo hagan de la mejor manera posible. Una parte muy importante de las personas que se dedican a la política carecen de formación.
En este gobierno tripartito se están dando situaciones realmente esperpénticas, desagradables e incomprensibles con una de las partes, la de Unidas Podemos - los otros ministros de Podemos es otra cosa -. No han dejado ni un momento de criticar a los compañeros de Gobierno, los socialistas, como si fueran la oposición. Una legislatura en la que los han machaco sin darse cuenta del daño que se estaba haciendo a la credibilidad de un Gobierno.
Han sido abundantes los enfrentamientos, descalificaciones y oposición a sus socios de Gobierno, incluido el presidente, con unas declaraciones incomprensibles, sin tener sentido de que formaban parte del gobierno de España. Quizás los ataques constantes pretendían tapar su falta de gestión en los dos ministerios que en todo momento ha sido cuestionada: política mediática. Todo ello es debido a su falta de experiencia, formación y sentido de responsabilidad. No hay día en el que no monten un pollo el dúo formado por Irene Montero e Ione Belarra. El resto de ministros, por su formación, pasan más desapercibidos.
Estos últimos días, Irene Montero la volvió a liar cuando una señora mayor le preguntó por su casoplón. Esta perdió los nervios, y eso que la señora fue correcta en su pregunta, aunque no le gustara a la ministra. Le respondió que se compraba lo que quería, y lo hizo con un tono que no era el apropiado como se puede ver por el video que reproducen todos los medios.”En política, el vencedor es quien tiene razón”, dijo el periodista y escritor francés Alphonse Karr allá por el siglo XIX. Eso debería pensar la intocable ministra.
Un par de días después, su colega y ministra de Derechos Sociales y secretaria de Unidas Podemos, Ione Bellara, la volvía a liar en una actitud nada democrática cuando dos mujeres jóvenes se levantaron para criticar la Ley Trans. En lugar de responder a las preguntas, aunque no le gustaran, no se le ocurrió mejor idea que pedir la expulsión de las dos mujeres. Un gesto de tolerancia que demuestra el talante democrático de la feminista convertida en ministra gracias a Pablo Iglesias.
Con semejantes ministras, lo único que queda de manifiesto es que ministro puede ser cualquiera sin que para ello se les exija absolutamente nada, mejor dicho, ser la mujer una y la amiga la otra de Pablo Iglesias. Alguien debe plantear que las cosas no pueden seguir así. Se degradan a las instituciones y hace crecer la desconfianza hacia los políticos que cada día es mayor. Hay un refrán que dice: ”El aloe vera es como los políticos, cuantos más lo investigan, más propiedades tienen”. ¿Para eso están en política? ¡No! Es por su vocación de servicio al pueblo …