Foto: RC Deportivo

 

Seguramente haya que remontarse muchos años atrás para entender cuándo comenzó a desmoronarse todo, pero si el deportivismo tiene marcada una fecha a fuego en su corazón como uno de los días más aciagos de su historia, sin duda ese es el 20 de julio de 2020. En aquella fecha, en la que un cúmulo de desastrosas circunstancias en plena pandemia mundial llevó al Deportivo de La Coruña a no poder jugar su partido contra el Fuenlabrada, el club blanquiazul consumó su descenso a los infiernos al ver como sus rivales hacían sus deberes sin que ellos pudieran siquiera disputar su encuentro. 

 

El 'Caso Fuenlabrada' sigue todavía hoy coleando en los juzgados mientras el Dépor suma su tercer año en el pozo de la tercera categoría. Nadie ha sido capaz de sacar a los herculinos del agujero, y ahora, bajo la dirección de Óscar Cano, en el palco de Riazor sopesan si darle el timón a otro.

 

De hecho, en el duelo ante el Fuenla, la nueva bestia negra del deportivismo, disparará uno de sus últimos cartuchos. Un mal resultado el sábado en Riazor puede abocar a la dirección a cesar al técnico, lo que supondría el segundo despido de la temporada. Todo lo que no sea ganar ante un equipo que hoy pelea por la salvación sería una mancha en el expediente de Cano, que ya acumula demasiados borrones al verse a cuatro puntos del ascenso directo con ocho jornadas por jugarse. Por ahora su presencia en los playoff no peligra, pero solo un triunfo en cinco partidos -por mucho que fuese ante el Celta B- dejan en una posición muy delicada al granadino. 

 

¿SCALONI 2.O?

"Estar cuestionado es lo habitual", admitía ante la prensa el preparador, tal vez sabedor de la importancia del choque de esta jornada. Ante la Cultu y Unionistas se sucedieron los cánticos en la grada que pedían la dimisión del técnico. Ahora, son varios los nombres que salen a la palestra para suceder al nazarí.

 

El último de todos es un histórico del club: Aldo Duscher. El argentino, formado como director técnico en las inferiores del Dépor, ha enviado ya varios mensajes claros ofreciéndose como candidato a ocupar el banquillo de los herculinos. 

 

Todavía no le ha llegado la oportunidad de comandar a un gran equipo, pero la suya podría ser una experiencia como la de su compatriota Scaloni con Argentina: un entrenador joven, con experiencia en la casa y con muchas ganas de demostrar su valía. Es obvio que Scaloni es un ejemplo demasiado arriesgado, pero en la Praza de Pontevedra sopesan todas las opciones. El teléfono de Aldo ya lo tienen.  

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