Raül Torras.- La Unión Europea ha decidido renunciar a los principios a partir de los cuales fue creada y ha apostado por derribar los puentes que la unían con el sur en un intento desesperado para poner fin a la llegada de refugiados. El lunes pasado los líderes europeos llegaron a un principio de acuerdo sobre la gestión de esta crisis consistente en externalizar prácticamente toda la responsabilidad en Turquía. De esta manera se expulsarán a todas las personas que lleguen ilegalmente en territorio europeo ya que, a pesar de las muchas críticas realizadas por organizaciones como Human Rights Watch, ha sido considerado como país seguro y por tanto apto para gestionar las solicitudes de asilo.
En el caso particular de los sirios, en un claro ejemplo de la deshumanización del fenómeno, por cada uno que Turquía readmita procedente de las islas griegas, otro será ubicado en los Estados miembros. A cambio, Turquía recibirá unos 3.000 millones de euros más, sus ciudadanos podrán viajar a Europa sin la necesidad de visado y se acelerará el proceso para que el país turco pase a formar parte de la Unión Europea. Que curioso, cuanto más se aleja de los derechos humanos, más se acerca a Europa.
Y es que si se consultan las estadísticas de este país es imposible no sentir una extrema preocupación por todos aquellos que buscarán protección internacional. Amnistía Internacional ha denunciado en innumerables ocasiones detenciones realizadas por motivos políticos, la inexistente independencia del poder judicial, la elevada corrupción en las más altas esferas políticas y económicas, la falta de libertad de reunión o el desproporcionado uso de la violencia por parte de las autoridades policiales. Un aspecto especialmente crítico es la batalla que el régimen de Erdogan ha mantenido desde el primer día contra la libertad de expresión, materializada la semana pasada con la intervención policial en Zaman, uno de los diarios más importantes contrarios al régimen. La transparencia informativa es esencial para conocer la realidad más allá de la teoría y Turquía sin duda no cumple con este requisito, así que la decisión de la UE está condenando a millones de personas a la invisibilidad y los potenciales abusos de las autoridades de este país.
Esta pues es la propuesta acordada por los 28 países de la Unión Europea, una propuesta de dudosa legalidad ya que tal y como ha puesto de manifiesto la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), la expulsión masiva de inmigrantes y solicitantes de asilo difícilmente cumplirá con todas las garantías legales establecidas en la Convención de Ginebra.
La toma de decisiones desde miles de kilómetros de distancia del epicentro de una problemático es algo típico de la historia europea, y este caso no es una excepción. Quizás las autoridades europeas no son conscientes de que todas estas personas escapan de las peores condiciones a las que el ser humano puede estar expuesto, por lo que han tomado la decisión que han tomado. O quizás conocen perfectamente el contexto del que parten, y aún así han decidido negarlas en ella la oportunidad de empezar de nuevo. Sean cuales sean los motivos, se trata de una medida vergonzosa que nosotros, ciudadanos europeos depositarios de la soberanía, no deberíamos aceptar bajo ninguna circunstancia.
Así que cuando escucho al presidente del Consejo Europeo Donald Tusk aconsejando no venir a Europa diciendo que todo será tabique, me gustaría que dejara por un momento su lujoso despacho de Bruselas para venir a Lesbos a conocer el Adi, un paquistaní de 26 años graduado en Economía y con un máster en Contabilidad. Cuando lo conocí me preguntó con lágrimas en los ojos para que no les dejaban entrar en Europa. "Las personas que ves aquí lo hemos dejado todo atrás por venir. La familia, los amigos, los pocos ahorros que teníamos, todo, porque queremos tener una vida digna. La pobreza y la violencia en mi país hacen de este un lugar inhabitable . y ahora llegamos aquí y nos dicen que no podemos pasar, que la única opción es ser deportados a Turquía? Antes me cortaré las venas, no pienso volver atrás después de todo lo que he pasado ". me gustaría que el señor Tusk la 'escuchara mirando a los ojos para luego preguntarle si todavía cree en el cierre de fronteras.
Así que hoy quiero dar las gracias a Europa y su cobardía. Gracias por acabar con la ilusión de miles de personas que vieron en ti una oportunidad para sobrevivir. Gracias por dar un ejemplo de solidaridad y hermandad a los otros pueblos del mundo. Gracias por sucumbir al miedo y al desconocimiento de los sectores más retrógrados de la unión. Gracias por dar a los que trabajamos sobre el terreno la carga que supone tener que explicar que no son bienvenidos en nuestro continente. Gracias por negar la ayuda de los que provienen de países que un día hicisteis despreciar, explotar y abandonar. Gracias por desgarrar la bandera de la fraternidad y hacer de este planeta un lugar más hostil.
Gracias por abandonarnos, Europa.