Por primera vez en la historia, un Cuerpo Superior Jurídico ha convocado una huelga indefinida. Los Letrados de la Administración de Justicia hemos comenzado una huelga indefinida el día 24 de enero, que ya está produciendo efectos devastadores en la ya maltrecha Administración de Justicia. Es una huelga incómoda, indeseada y que se ha intentado evitar por todos los medios posibles, pero a la que nos ha llevado la desesperación.
Y es que los Letrados de la Administración de Justicia llevamos más de 10 años, desde el 2009 para ser exactos, clamando por una mejora de nuestras condiciones de trabajo, y hemos sido defraudados por los distintos Gobiernos que se han sucedido desde entonces.
En ese año, el 2009, se aprobó una reforma estructural de la Justicia con un objetivo fundamental: reorganizar el trabajo de los Juzgados. De esta forma, los Jueces vieron aliviada su desmesurada carga de trabajo para que pudieran dedicar más tiempo a su función fundamental, que es la de dictar sentencias. Esas funciones, consistentes en la dirección en exclusiva de la Oficina Judicial, la dirección de la tramitación de los procedimientos y la Ejecución de las Sentencias, se encomendaron a los Letrado de la Administración de Justicia, que se sumaron a nuestras históricas competencias de Fe Pública Judicial y gestión de la cuenta bancaria del Juzgado.
La reforma fue un rotundo éxito, no en vano somos licenciados en derecho y con una gran preparación jurídica, y la eficacia demostrada dio el “pistoletazo de salida” para que en los años siguientes se sucedieran nuevas reformas que nos atribuyeron todavía más competencias de gran importancia, como en procedimientos de separación y divorcio, concursos de acreedores, expedientes de jurisdicción voluntaria, e incluso se nos ha hecho responsables del Registro Civil. Y en trámite se encuentran más reformas legales que siguen en la línea de atribuirnos más competencias.
Cualquier profesional que reciba toda esta cantidad de competencias y responsabilidades pediría una mejora de sus condiciones laborales. Los Letrados de la Administración de Justicia también lo hicimos, desde el mismo año 2009, pero nunca ha sido el momento adecuado. O por la crisis del ladrillo, o por el momento político, o porque se nos pedía paciencia, en 13 años no ha llegado la mejora prometida. Hemos hecho concentraciones, paros parciales, jornadas de huelga de uno o dos días, y no ha servido de nada. Bueno sí, para que el enfado y la desesperación de todos los compañeros fuera creciendo año a año.
El culmen de esta situación se produjo el año pasado. Tras varios días de huelga en los meses de enero y febrero, el Ministerio de Justicia negoció con nuestras asociaciones y se llegó a diversos acuerdos de mejora de nuestro colectivo en el mes de abril. La buena voluntad y paciencia demostrada en los años anteriores volvió a aparecer, y se suspendieron las jornadas de huelga confiando en la buena voluntad del Ministerio para ejecutar esos acuerdos. Hubo reuniones y avances, parecía que todo marchaba conforme a lo pactado.
¿Y qué pasó? Pues que, como traca final a trece años de espera, el Ministerio rompió la baraja y enterró los acuerdos, cerrando la puerta siquiera a negociar una salida. Como se podrán imaginar, el enfado y la desesperación fue mayúsculo, volver a la casilla de salida después de tanto tiempo no es una opción. Aún así, se dio tiempo al Ministerio de Justicia para recapacitar, se convocaron dos días de huelga en noviembre y otras dos en diciembre con un seguimiento mayoritario, se propusieron hasta cinco mediadores para evitar la huelga indefinida, pero no hubo manera. Llegó el día 24 de enero y se cierran los Juzgados, porque si el único Letrado de la Administración de Justicia que hay en cada Juzgado no trabaja, ni entra ni sale nada, no se aceptan demandas y escritos, no se notifican resoluciones, no se hacen pagos a los ciudadanos. Nada es nada.
El enfado es manifiesto, lo acredita el casi 80% de seguimiento de la huelga y los miles de suspensiones de vistas que se han producido en sólo cuatro días. Se ha llevado nuestra desesperación y nuestra paciencia al límite, y no podemos más. De ahí el lema de nuestras reivindicaciones: POR DIGNIDAD, POR JUSTICIA Y POR IGUALDAD.
Sentimos el perjuicio a los ciudadanos y a todos los profesionales de la Justicia, intentamos por todos los medios evitar esta situación. Ahora depende del Ministerio de Justicia, y es que sólo pedimos que se cumplan con los acuerdos firmados. No pedimos privilegios, pero estamos hartos del maltrato recibido.